Me confieso una persona afortunada. Pero aun así, a veces, algunas veces, y sobre todo con la que está cayendo por este mundo en el que compartimos, o deberíamos compartir (mejor dicho) lo que la vida ofrece nos ofrece, necesito ‘poner los pies en la tierra’, mirar a mi alrededor y ‘resetearme’ para poder hacer frente a este incomprensible caos. O quizá, por tener la posibilidad de hacerlo, sea por lo que soy afortunado.
Sé que la felicidad completa no existe, tampoco la ansío. Lo que sí necesito y procuro, es encontrar la felicidad en todo aquello que me rodea; intentar mirarle a los ojos a la vida que tengo delante y preguntarle; y preguntarme; intentando hallar respuestas. La mayoría de las veces, no las consigo.
Cuando me encuentro verdaderamente perdido me acurruco en sus brazos (en los brazos de mi amada), y embriagado de su fragancia, en silencio, escucho el latir de vida que la acompaña hasta que mi corazón late junto con el suyo. En ese instante; en ese preciso instante empiezo a entender la verdadera razón de Ser.
Quiero compartir estos versos contigo, esta mañana de domingo otoñal, que hoy nos regala la vida.
Si te apetece puedes escuchar estos versos:
.
Déja que me acurruque
en tus brazos
como antes lo hacía
que regrese al hogar
en el que descansa mi alma
y que me embriague
de nuevo
de la fragancia de tu cuerpo
primavera soñada
por las multicolores flores
que alfombran mis sueños.
Son tus brazos
las sensibles murallas
que inexpugnables rodean
lo que realmente soy
cuando estoy a tu lado
el alma desnuda
que regresa
una
y otra vez
al latido de vida
que guarda tu pecho
para recordar
dónde se encuentra
la verdadera razón de Ser.
Respiro a tu lado
llenando cada poro de mi piel
de la esencia
de tu existencia
procurando que mi latido
acompañe el tuyo
procurando que tu latido
acompañe el mío
procurando que nuestro latido
sea uno con el Universo
todo existe a nuestro lado
cuando tus brazos me abrazan
cuando tus labios me besan
cuando amas mi cuerpo
como yo amo el tuyo
cuando desnudos y libres
desean la vida
déja que me acurruque
en tus brazos
como antes lo hacía.
.
😉
.
Precioso… hallarse es fácil, sólo hay que mirar dentro de uno mismo, acércate al espejo, y mírate. Yo te hallo con cerrar los ojos, ahí siempre. Nunca cambies. Te quiero
Gracias, Mi Amor.
Creo que soy ‘algo mayor’ para cambiar. Hay que ser muy valiente para mirar dentro de uno mismo, pero es imprescindible para seguir creciendo. Yo te encuentro en mis ojos; en los juegos de tu hermana; en su forma de hablar…; y sobre todo, cuando me habla de ti. Cuando habla de su hermana. Te quiero.