Hace muchas noches, demasiadas, que no consigo conciliar el sueño. He dado vueltas y más vueltas intentado averiguar la razón de mi insomnio, y al final, creo haberlo encontrado. Por un lado me alegra haberlo descubierto, pues ha terminado mi búsqueda. Por otro, sé que nunca me curaré de este mal que me acompaña desde hace tiempo.
Cuando cierro mis ojos veo las imágenes de cientos de familias, con sus pequeños, pidiendo ayuda desde ‘barcas de juguete’ que utilizan para huir de la muerte, y cómo muchos de ellos desaparecen de la superficie de las aguas topándose de frente con ella. Mafias y gentes sin escrúpulos les engañan, mientras gobiernos poderosos miran para otro lado. Siento cómo se me anuda la voz, y se me turba la miraba.
No quiero que sean los olvidados. No quiero dejar de mirarme al espejo para avergonzarme de las decisiones que adoptan nuestros mandatarios. Yo no les elegí para esto, Yo no les contraté para esto. La solidaridad deja de ser tal cuando se le pone un precio. No dejaré de prestar mis palabras contra toda esta indecencia que nos abraza.
Si te apetece puedes escuchar estos versos:
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Todo sigue su ritmo
y el mundo continúa girando
cuasi
inalterable
las estrellas
desde su calculada distancia
parecen contemplarnos
titilantes las noches sin luna
invisibles
cuando despierta la mañana
y sin embargo
todo ha cambiado
todo cambia a cada instante
aun sin nosotros saberlo.
Cuán cómodo es vivir
de espaldas al espejo
para así no contemplar
el indecente reflejo
de lo que hemos creado
por acciones u omisiones
y sin embargo
jamás dejará de mostrarse
para nuestra vergüenza
aun sin nosotros quererlo.
Cuántas historias inacabadas
cuántos sueños rotos
vamos a permitir que mueran
parapetados tras la cobardía
que nuestra cómoda situación procura
cuán fácil se contempla la vida
desde frías mesas
en cálidos salones
inundados
de risas
y de hipocresía
y de mentiras
y de falsedades
y de acordados desacuerdos.
No importan
viejos o nuevos continentes
no importan
viejas o nuevas políticas
mientras no nos atrevamos
a mirarnos al espejo
frente a frente
apartando
la indecencia y el egoísmo
que nos abraza
nadie elige dónde nace
nadie elige dónde muere.
Ya nunca habrá playas vacías
ni las olas batirán en silencio
en las lejanas y cercanas costas
de este Mar Nuestro
que acoge miles de historias
que guarda miles de sueños
que jamás serán alcanzados.
Aquella lejana estrella
que hace un instante observaba
silente
la sinrazón de la razón humana
quizá ya no exista
y sin embargo
seguiremos observándola
por miles de años
todo ha cambiado
aun sin nosotros saberlo
aun sin nosotros quererlo.
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