Casi han pasado siete años, en este domingo de diciembre

hex0¿Cuánto se puede llegar a querer a un hijo; en mi caso a una hija? No creo poder cuantificarlo. Tampoco lo pretendo ahora y jamás lo he pretendido. Sin embargo, mañana mi ‘peque’ cumplirá siete años. Siete años ya. Cómo corre el tiempo. Llegan a nuestro lado un día; crecen junto a nosotros; y cuando te quieres dar cuenta ‘aletean’ jugando en el nido, para partir mañana.

Tiene nombre de agua; y de piedra; y de Naturaleza; y de vida. Marina. Pregunta y se responde; te responde y te pregunta. Es un torbellino que quiere aclarar sus dudas sin haber tenido tiempo aún de que surjan. Todo lo cuestiona. Todo lo razona. Todo pretende explicarlo.

Para ella y para todas las Marinas; para tod@s l@s que cumplan años en este día; para las niñas que llegaron y para aquellas que están por llegar; para l@s que siguen soñando; para l@s que han alcanzado sueños y para aquell@s que los perdieron, dejo estos versos, en esta tarde de domingo en la que la vida, a pesar de todo, sigue latiendo.

Si te apetece puedes escuchar estos versos:

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Amanecen y anochecen

anochecen y amanecen

unos días tras otros

y con ellos los meses y los años

sin darnos tiempo a reparar

en lo fugaz

que a veces

se antoja la vida.

 

Aún es pronto para abandonar el nido

sin embargo

ya aleteas hasta su borde

y tus ojos miran curiosos

más allá de donde mis brazos abarcan.

 

Te preguntas y preguntas

sobre razones y sinrazones

acerca de nuevas palabras

y de palabras viejas

de cosas que aún no comprendes

y de incomprensibles cuestiones.

 

Guardas celosa inagotables sacos

de besos y de abrazos

para regalar por doquier

tus manos encuentran las mías

siempre prestas a la espera

y tus labios y tus miradas

me hablan de sueños.

 

Tan solo son siete años

los que separan tu llegada

de este instante

de este irrepetible momento

dos mil quinientos cincuenta y siete días

y me parece

que tan solo amanecieron y anochecieron

poco más de un puñado de jornadas…

eso es lo paradójico del tiempo

que avanza cuando parece detenerse

y se detiene cuando parece desbocado.

 

Felicidades siempre mi Mar

felicidades siempre mi playa

a la que siempre regreso

tras las tormentas de la vida

a encontrar la paz

en los latidos de tu inocente corazón.

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😉

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