Recibamos el mes de septiembre con un poema

hex0Hay veces, cuando te levantas por la mañana presto a comenzar el día, que parece que quien sea, o lo que sea, se ha confabulado para que nada salga bien. Alguna cosa no funciona; parece que tropezamos con todo; nada sale bien cuando ponemos el pie en la calle, o nada más bajar de la cama; el mínimo problema nos parece insalvable. No sé. Como si todo estuviera en nuestra contra ¿No habremos sido nosotros mismos los que hemos ‘creado’ esa situación, quizá sin sospecharlo?

Pensando en ello he pintado estos versos que ahora comparto. La rutina nos puede parecer tediosa. Miramos por la ventana y vemos ‘el mismo cielo’; ‘la misma noche’; ‘la misma luna llena’; ‘las mismas estrellas’; ‘la misma calle’…; Cuando no es así. Nada es igual aunque nos lo pueda parecer. Saludemos pues a la noche y al día; saludemos a la vida que nos brinda una nueva oportunidad, pero jamás le demos la espalda. No sabemos ‘quién puede estar observando’.

Esa noche que todo lo cubre, y esa luna llena que se asoma a nuestro cielo para observarlo ‘casi todo’, puede estar esperando nuestro saludo, o nuestra despedida. No deberíamos ignorarla. Nos viene a ver cada noche irrepetible para ver cómo nos encontramos. Decidle cómo os encontráis y lo que sentís. Muchas veces la luna es la antesala de los sueños. De esos sueños nuestros que están por cumplir. Saludemos entonces a la noche, a la luna, al cielo y a las estrellas. Nadie sabe lo que nos aguarda.

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Si te apetece puees escuchar estos versos

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Ayer me asomé a la noche

la misma luna llena

y el mismo cielo despejado

y las mismas estrellas…;

cerré mi ventana

y no quise despedirme de la noche

ni de la luna llena

ni del cielo despejado

ni de las mismas estrellas…

 

La mujer del tiempo

pronosticó un día soleado

a la mañana siguiente

cielo sin nubes

subida de temperaturas

y ausencia de viento.

 

Me desperté

como una mañana cualquiera

no entraba luz en mi habitación

fui al baño y abrí el grifo

no salía agua del lavabo

probé en la ducha

obteniendo el mismo resultado

probé en la cocina…

creo que el dios del agua

se había confabulado contra mi persona.

 

Salí de casa sin desayunar

sin asearme

y al cruzar el portal hacia la calle

observé cómo llovía

el agua corría calle abajo

como si tuviera prisa…

unos empleados del Canal

parecían esperar a que escampara.

 

Entré en mi coche

y puse la llave en el contacto

girándola dos cuartos de vuelta

el motor no respondió

tan solo se escuchaba

el incesante ruido del agua

golpeando salvaje

sobre el techo del vehículo.

 

Decidí abandonarlo

y tomar el autobús

según llegaba a la parada

observé cómo se detenía

eché a correr para alcanzarlo

sin suerte

allí quedé solo bajo la marquesina

que piadosa

intentaba protegerme de la lluvia.

 

Al final llegué al trabajo

tarde

empapado

desolado y con un enfado

imposible de describir con palabras

todos me miraban

yo les miraba a todos…,

el jefe de personal

me llamó a su despacho

y entré.

 

Anoche me asomé a mi ventana

y saludé a la noche

saludé a la luna llena

y al mismo cielo despejado

saludé a las mismas estrellas…

y no tuve que hablarles de mi día

tan solo me despedí de ellas.

 

La mujer del tiempo

pronosticó un día nublado

a la mañana siguiente

lluvias dispersas

bajada de temperaturas

y viento racheado del norte.

 

Me desperté

como una mañana cualquiera

y entraba la luz en mi habitación.

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😉

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