Si hay algo que no deberíamos olvidar nunca, es que en algún momento de nuestra vida, moriremos. Es un ‘estado’ al que todos llegaremos, antes o después. No tengo miedo a la llegada de la muerte; ni tengo temor a hablar de ella pues forma parte de mi vida. Es la ‘otra cara’ de la moneda que se lanza al azar cuando empieza nuestro camino. Jamás la he buscado y nunca la he procurado, pues sé que saldrá a mi encuentro cuando deba hacerlo.
Ayer falleció un ser querido. Aunque nuestros encuentros no eran todo lo frecuentes que me hubieran gustado, siempre la he tenido un cariño especial, quizá por la luz que una mujer ‘sencilla’ proyectaba sobre aquellos que en algún momento nos cruzamos en su camino. Sin estruendos; sin ruidos; sin adornos; calando como la fina lluvia apenas imperceptible. Sabía que moría y decidió hacerlo en su casa, rodeada de su vida y de los suyos.
En memoria de todas y todos aquellos que partieron porque el cáncer decidió no soltar su abrazo; o que partieron por cualquier otra circunstancia llegada a una vida acabada o ‘inacabada’ vayan estos versos. Por la tarde comimos todos juntos; brindamos por ella; reímos con ella; recordamos su ausencia y lo que ‘ella diría si nos viera’. Descansa en paz mujer, hija, madre, esposa, tía…, quizá en otro momento nos encontremos. Gracias por formar parte de nuestra memoria. Te quiero.
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Si te apetece puesdes escuchar estos versos
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Tengo tu mano cogida
entre mis manos
y mis dedos acarician
en silencio el tacto de una piel
que acarició a sus hijos
cuando llegaron a esta vida
trabajó la tierra y el hogar
acarició primaveras y lluvias de otoño
abrazó a su marido en años fáciles
y en años difíciles
acarició el mundo
desde la sencillez de su bondad
sin esperar jamás nada a cambio.
Siento en tu pulso
el cabalgar desbocado de un corazón
que corre libre…
¿Hacia dónde corre con esa libertad
que tan solo la vida otorga
cuando no se teme a la muerte
pues ya se espera?
Postrada en tu cama
te observo
con la mirada
de aquel que fue niño
y te recuerda
te observo
rodeada de tus hijos
de tu marido
de tus nietos
observo
la vida latiendo en derredor
mientras la muerte aguarda paciente
sin prisa
no te llevará
no parece impacientarse
pues sabe que cuando decidas partir
partirás
sin miedos
sin temores
con la paz que procura
la compañía de aquella que amó
y fue amada.
Mamá acaba de marcharse
escuchamos decir
se nos detuvo el aliento
un segundo
un solo segundo
en el que pareció detenerse la vida
para volver a latir
en tu memoria
nos miramos
nos observamos
nos encontramos
ya por siempre formarás parte de nosotros
te entregamos nuestro recuerdo
en tu partida
nos regalaste lecciones de vida
con las que aprender
a seguir caminando
en tu ausencia.
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