Las estaciones van marcando nuestras vidas, queramos o no. Regresan primaveras, veranos, otoños e inviernos; de la misma forma que parten inviernos, otoños, veranos y primaveras. Diferentes luces, diferentes sombras regalan nuestros ojos, sólo tenemos que saber buscarlas, pues el que busca, halla.
Vivimos en la infinita búsqueda de lo conocido y desconocido. Sin embargo, una mañana cualquiera, de un verano cualquiera, de una época cualquiera, te levantas abrazado al amor mientras vuestras miradas miran un mismo cielo y mientras vuestros corazones, aun latiendo a distinto ritmo, armonizan el silencio. En ese instante; en ese preciso instante, sois eternidad.
Hoy mis versos, son para ti, que los lees o los escuchas.
Si te apetece, puedes escuchar los versos:
…
Abrazado a tu espalda
he mirado el cielo
que recorta la ventana de nuestra
habitación
todo es azul
azul intenso de un verano
que se marchita
como también se marchitará el otoño
en silencio.
Observo cómo una diminuta
luna
en cuarto creciente
hurta a mi cielo
el protagonismo de esta mañana
en la que la fragancia de tu cuerpo
me regala sueños.
Inanimados ángulos rectos
troquelan ignorantes
el infinito espacio que nos abraza
la eternidad empieza en nosotros
la eternidad somos
tú y yo
la eternidad empezó con aquel beso
que besaron nuestros labios
que besaron nuestros ojos
que besaron nuestras manos.
El viento suave
regala a nuestros visillos
la ilusión del movimiento
acompasado de los sonidos de la calle
aún los siento lejos
parecen no haber llegado
tu corazón late a mi lado
regalándome la melodía del tiempo
de nuestro tempo.
Abrazado al Amor
dejo rendir mis ojos
siento
cómo lentamente desaparece la luz
los inanimados ángulos de nuestra ventana
el intenso azul del cielo
la pequeña luna en cuarto creciente
siento
la belleza de tu cuerpo entre mis brazos
de nuevo un beso sobre mis labios
un sencillo beso
que eternamente estremece mi alma.