Hoy no ha despertado mi mañana el mismo cielo. Ni el mismo aire. Ni los mismos sonidos que escucho cada amanecer. Hoy todo ha sido distinto, y sin embargo me resultaba conocido, aun sin haber estado antes. He amanecido lejos de mi casa y, sin embargo, parecía que estaba en mi hogar. Es una sensación de proximidad y acercamiento a la Naturaleza que me hace sentir parte de ella. Como si la echase de menos y me gratificara su ‘abrazo’.
He paseado por otras calles; por otros paisajes. La lluvia ha acompañado mis pasos y mis sensaciones me han reconfortado. He dejado que mis sentidos volaran libres y me transmitieran todo aquello que percibían. Las palabras han querido unirse a ‘esta fiesta’, y unos versos han pedido voz. Estos que ahora comparto.
Versos nacidos de un caminar entre mar y cielo; entre cumbres y nubes; entre bosques y caminos; entre pensamientos que sueñan y entre sueños que viven. Insignificante belleza.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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Miro las olas alcanzar
tímidas la playa
caricias llegadas de lejos
hasta encontrarse
sonrisas de blanca espuma
cenefas sobre la arena
el vuelo de una gaviota
regala su silueta al viento
insignificante belleza.
Camino por el malecón
y descubro dos palabras
escritas frente al mar
desafiando a la Naturaleza
“para ti”
cuan efímero puede ser el instante
confesado sobre la arena de una playa
cuan eterno si queda para siempre
guardado entre los recuerdos.
Escucho rumor de agua
que brota de la cima de las montañas
sobre las nubes
y sin demora recorre
la empinada ladera
que le separa de su destino
es invisible a mis ojos
no descubro su camino
pero sé que está ahí
escucho su risa
huelo su dulce frescura
el bosque le oculta
y le guarda
la mar le espera
no tiene prisa
su tiempo es otro tiempo.
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😉
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