Pronto partirá el otoño. Hoy es su ‘último domingo’ de este año que también parece querer marcharse. Todo principio tiene un final. Llegará antes o llegará después, pero debemos saber que llegará. Regresarán nuevos otoños, pero no será como el que termina. Llegarán nuevos años, pero no habrán sido vividos. Otros y otras sin embargo partieron, y no regresarán. Tan solo guardamos su memoria.
Reconozco que esta estación me ayuda a encontrarme; a reconfortarme conmigo mismo y con mis semejantes; a pensar, meditar y recapacitar; a coger fuerzas para atravesar el próximo invierno donde todo parece dormirse. No dejaré que mi corazón se duerma, debe seguir latiendo. No dejaré que mi mente se duerma, debe seguir pensando. Dejaré que mi alma vuele, pues debe seguir soñando.
Quiero con estos versos hacer un homenaje a mi otoño, y a todos los otoños de todas las personas que en un momento u otro se acerquen a esta entrada, y lean lo que aquí he escrito. O escuchen lo que aquí he recitado. Volverá un nuevo otoño como volvieron «…las oscuras golondrinas en tus balcones sus nidos a colgar…». Yo les enseñaré un nombre, por si lo quisieran pronunciar.
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Si te apetece puedes ecuchar el poema
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Dibujar nubes blancas bajo un cielo
de un otoño que parte
mientras su viento arremolina
las hojas de robles y hallas
meciendo a la par con suave armonía
las altas copas de los cipreses.
Alargadas alfombras de secas hojas
ocultan los caminos y veredas
que en la primavera
lucieron esplendorosas con vivos colores
reinan ahora ocres y dorados
en un dulce crepitar
de caminantes solitarios.
Todo parece marcharse
si bien todo regresa
al igual que la luna y las estrellas
una vez que el sol se ausenta
por tan solo un instante
hacia otras latitudes opuestas
allende los mares
allende los vientos.
Descansa ahora mi paleta multicolor
sobre mi mano izquierda
mis ojos observan el cielo
mirando caminar las nubes
mis labios recitan unos versos
de melancólica despedida
decide alzar el vuelo el otoño
pronto amanecerá el invierno.
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😉
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