Vivimos acelerados. Vivimos en la época de la «inmediatez», en la que todo lo queremos para ya, o para ayer, en el mejor de los casos. Con esta forma de entender lo que nos rodea, bajo mi punto de vista totalmente equivocada, es imposible alcanzar la verdadera felicidad. Tan solo conseguimos un instante efímero, un espejismo desdibujado de lo que pretendíamos conseguir y que más pronto que tarde dejaremos de lado, pues «ya lo hemos conseguido».
Cuando has pasado por un momento crítico en tu vida y necesitas tomar las riendas sobre el camino que quieres seguir y las metas que quieres alcanzar, pedir perdón, es un buen comienzo. Creo sinceramente que es el mejor de los comienzos. Saber pedir perdón y perdonar y perdonarte es el primer paso. Son tan solo seis palabras: dos vocales y cuatro consonantes. Pruébalo. Verás cómo después te sentirás reconfortad@.
No es necesario que creas lo que te digo. Es más, te pediría que no me creyeras, sino que lo comprobaras por ti mism@. En ocasiones es mejor hacer que escuchar; hacer que pensar; hacer que soñar; hacer que hablar…; hacer, simplemente hacer. Y esta es una de las ocasiones en las que creo, de veras, que es mejor hacer. Y pensando en todo ello nacen estos versos que ahora comparto y cuya reflexión tanto me ha ayudado. Y si no fuera así, perdona mi intromisión.
.
Si te apetece puedes escuchar el poema
.
Pedir perdón
es el primer paso que quiero dar
para retomar el camino perdido
perdonarme
y perdonarte
para después poder abrazarte
y decirte todo lo que te he extrañado
todo lo que te echado de menos
cuando no tenía rumbo
ni puerto al que arribar.
Quizá no estuviera acostumbrado
a pedir perdón
ni a perdonarte
ni a perdonarme
sin embargo qué sencillo resulta
levantarse una mañana
con la decisión tomada
y pronunciar tan sencilla palabra
escuchando el sincero latido de tu corazón
cual si fuera la melodía de una canción
susurrándote que esta es tu mejor decisión.
Pedir perdón
por los errores cometidos
y los silencios forzados
perdonarme
y perdonarte
caminar ligero de equipaje
sin mochilas cargadas de asuntos pendientes
atendiendo primero a lo más reciente
y desoyendo ese ego siempre presente.
Pedir perdón
respirando libre y sin complejos
ante el regalar de la vida
cuando amanece
perdonarte
y perdonarme
reaprender a perseguir los sueños
que otro tiempo creí negados
mas toda tormenta precede a la calma
y mirando tras las ventanas del alma
descubrir lo que la vida en verdad me reclama
dejar de lamentarme por lo “no hecho”
y caminar por el sendero elegido
desoyendo palabras sin sentido
para poder descubrir a qué he venido.
.
.