La poesía nos enseña a vivir con los ojos abiertos

logoNo sé si es más fácil vivir con los ojos cerrados o de espaldas a la vida, que hacerlo con los ojos de par en par, y con ello poder disfrutar de todo lo bello que nos acompaña. No quiero cerrar mis ojos; no quiero cerrar mis oídos; no quiero cerrar mis brazos; no quiero cerrar mi corazón; no quiero cerrarme. Creo que si lo hiciera… No, estoy seguro de que si lo hiciera, dejaría de disfrutar de todo lo maravilloso que la vida me depara. No importa el momento en el que me encuentre, importa el momento en el que yo esté.

Vivir con los cinco sentidos, o seis, o siete, o los que sean, pero en especial, vivir con los ojos bien abiertos para poder observar y, sobre todo, aprender. Siempre aprender. Sabiendo distinguir de esta forma los espejismos que propician los embaucadores de la mentira, de la sencilla realidad que nos acompaña; sabiendo distinguir las medias verdades de las medias mentiras, descubriendo con ello a los verdaderos mentirosos y a los mentirosos verdaderos. Vivir y soñar con toda la intensidad posible, sabiendo hasta dónde llega el sueño y dónde comienza la vida.

Permitirme, por favor, que con estos versos comparta mi homenaje particular a la vida que tanto me ha dado y me ha regalado. Familia, amigos, sueños, momentos de risa y llanto, caídas cuando camino y manos a las que asirme para poder levantarme y seguir hacia mi horizonte. Disfrutar de lo sencillo para poder entender la inmensidad que me rodea. Mirar, siempre mirar, con lo ojos bien abiertos.

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Si te apetece puedes escuchar el poema

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Abrir los ojos

y disfrutar del mágico regalo

que nos muestra la vida

cuando amanece,

observar el colorido de las flores

que nacen sobre las blancas nubes

que jalonan libres el azul del cielo

o el arcoíris que abraza una gota de rocío,

todo un océano preñado de sueños

que se precipita en equilibrio

por el verde borde de una hoja

de pensamientos violetas

hasta quedar suspendida en el aire

aguardando.

 

Disfrutar del mágico regalo

que nos muestra la vida

y observar el crecer de la hierba

sobre la negra capa del asfalto frío

que ahora oculta las huellas descalzas

que otros caminantes hicieron antaño

alfombrando caminos de polvo, pedernal y barro

cuando buscando su horizonte

decidieron no detener su marcha.

 

Abrir los ojos

cuando amanece

y sentir el suave viento

que el aletear de las mariposas acerca

hasta acariciar nuestra piel

erizando cada milímetro de nuestro cuerpo

y haciendo estremecer ese corazón

que sigue latiendo entre las luces y las sombras

de lo que acontece en derredor.

 

Todo puede tornarse mágico

si somos capaces de entender la magia de la vida;

si creemos en imposibles;

si seguimos caminando

a pesar de los obstáculos que encontremos;

si seguimos observando el cielo

descubriendo esa forma informe en las nubes viajeras;

si seguimos sonriendo

cuando nuestra mirada mira la mirada del que es diferente;

si nuestro corazón sigue amando

a pesar de las adversidades que nos acompañan

cuando se empeñan en turbar nuestro camino.

 

Abrir los ojos

cuando amanece

y disfrutar del mágico regalo

que nos muestra la vida.

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😉

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