Esta semana hablando con una Amigo, con un buen Amigo, me confesaba que se sentía ‘extraño’ con respecto a todo lo que le rodea. Que se sentía diferente a muchas de las personas que llenaban su entorno, a todos los niveles; laborales, familiares, de amistad, de vecindario… Percibía en la gente unos altos grados de crispación e irritabilidad. No sabía si por miedo a ‘la que tenemos encima’, o porque la gente, en su mayoría, no sabe cómo actuar; tienen miedo; están confusos; desorientados.
Él me decía, que se llenaba en plenitud si, en un momento, se sentaba a observar cómo el viento jugaba con las hojas de los árboles y se concentraba en escuchar únicamente esa melodía cerrando sus oídos al resto de ruidos. En ese instante, sentía cómo una sonrisa se dibujaba en su mirada. Poco podía añadir yo. Tan solo sentir su felicidad. En estos tiempos de falsa verdades y verdadera mentiras, no es extraño sentirse ausente, como fuera del mundo que nos rodea, encontrado refugio en los pequeños detalles que nos regala la Naturaleza, desconectando del ruido de fondo.
Como regalo a mi Amigo, y a todas y todos aquellos que descubren en la Naturaleza la verdadera esencia de lo que somos; que descubren en los pequeños detalles y en los pequeños gestos lo maravilloso que es la vida; que se descubren una sonrisa en su mirada cuando todo parece hundirse, vayan estos versos que ahora comparto. Y para ti, si crees en imposibles por mucho que te desanimen los que no creen en nada, y tan solo se dedican a hacer ruido, vayan estos versos.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Se sentía diferente
al resto de los mortales
nunca mejor que muchos
nunca peor que pocos
pero no formaba parte
de esa corriente mayoritaria
que abunda el gran caudal de la humanidad
que serpentea sin rumbo ni concierto.
A veces sentía no encajar…,
no encajar en su entorno laboral
o en el de sus amistades comunes
no encajar entre sus vecinos
o entre esas miles de almas
que parecen caminar errantes
arrastrando sus pies y sus sueños
entre el asfalto y las aceras.
Otras veces sentía ausentarse…,
ausentarse de conversaciones vacías
que solo sirven para llenar silencios
ausentarse aunque físicamente
permaneciera presente sin sentir
que todo a su alrededor albergaba
una compañía que pocas veces podía percibir
y cuando lo conseguía
sentía la nada bajo sus pies.
Sentía la felicidad
en la inmensidad de la Naturaleza
no importaba si era entre montañas
o a la orilla de fuentes o ríos
no importaba si era en lo alto de una cumbre
o paseando frente al bravo mar
no importaba si era entre viejos bosques
o entre dunas vivas que avanzan sin descanso.
Escuchaba el susurro del viento
ensortijando las ramas de los árboles
meciendo sus hojas,
el resto era silencio
nada existía en derredor,
ni voces
ni ruidos sordos
ni pasos perdidos;
solos el viento,
el bosque,
los árboles
y él.
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