El ocho de marzo reivindicamos, desde hace más de cien años, los derechos de las mujeres contra el sexismo y las desigualdades ante los hombres. Una lucha que, lamentablemente, debemos mantener porque, aunque han cambiado algunas cosas, aún queda mucho por hacer y cada vez son más las fuerzas que quieren mantener esa diferencia, en especial y en todo el mundo durante los últimos años. Me gustaría un día de celebración, porque se hubiera conseguido la igualdad, pero seguiremos adelante y sin bajar la guardia.
Son muchos, demasiados diría yo, los hombres que siguen abogando por esa desigualdad, por esa brecha y, lamentablemente, también algunas mujeres. Las mujeres son libres de decidir lo que quieran, pero NO porque lo diga un hombre, sino porque así debe ser, así debería haber sido siempre. Sin embargo el hombre sigue decidiendo e impidiendo que la mujer prospere. Crean techos de cristal, a sabiendas. Hablan de paridad o de igualdad, con una voz, mientras que sus gestos son otros.
Desde que nacemos y llegamos a la Sociedad ya se nos condiciona según el sexo. No nacemos con conciencia de sexo, es nuestro entorno, en primer lugar en los hogares, después en los colegios, la publicidad que nos bombardea, el trabajo, las amistades… ¡Ya está bien! La poesía no puede callarse (nunca lo ha hecho), ante una situación tan injusta, inmerecida y cruel (me quedaría sin calificativos), como la que muestran muchos hombres frente a las mujeres; de ahí mis versos; de ahí mi comprensión; de ahí mi sororidad para con ellas; de ahí, mi petición de perdón, como hombre.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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¿Quién te otorgó la capacidad
de poder decidir, y decides sin más
sobre el pasado, presente y futuro
de las mujeres?
¿Quién determinó que fueras tú varón,
el que debía convertirse en ese Ser superior
que oculte y margine los logros de las mujeres
por el simple hecho de serlo?
Creo que te lo arrogaste tu solo
cuando descubriste entre tus piernas
un atributo colgante al que llamaste pene
y viste en las mujeres algo diferente
a lo que bautizaste como vulva.
¡Cuánta ignorancia!
¡Cuánta indecencia!
¡Cuánta hipocresía!
¡Cuánta mentira!
Año tras año y siglo tras siglo
has ensombrecido su imagen
falseando realidades con total conocimiento.
Siglo tras siglo y año tras año
eres responsable, por acción u omisión,
de los maltratos por ellas sufridos
y de los asesinatos consumados.
¿Hasta cuándo?
Nadie es dueño de otra persona
sea mujer u hombre;
nadie decide por otra persona
sea hombre o mujer.
Ellas deciden, ellas deben decidir,
ellas tienen que decidir,
al igual que lo has hecho tú siempre
por el simple hecho de ser hombre.
¡Ya basta!
Quiero que mis versos lleguen
hasta esos hombres que entienden,
esos hombres que saben,
esos hombres que luchan también
por la igualdad entre ellas y nosotros;
esos hombres que sienten vergüenza
porque nuestros semejantes de género
sigan actuando como energúmenos,
analfabetos y faltos de argumentos;
esos hombres que quieren caminar
junto a las mujeres reivindicando
esos justos derechos que nunca
les debieron ser indecentemente robados.
Para todas ellas mi respeto y admiración,
para todas ellas mi empatía y reconocimiento,
para todas ellas mi hermanamiento y sororidad,
para todas ellas mi petición de perdón
por lo que hubiera hecho o dejado de hacer,
para todas ellas tengo tendida mi mano
y mi compromiso de no silenciar mi voz
por un feminismo que es necesario seguir reclamando.
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Como mujer que soy, me han emocionado tus palabras.
Gracias.
Me alegra saber, querida Amiga, que te haya emocionado.
Como hombre tengo mucho, no, MUCHÍSIMO que agradecer a la las mujeres que, de una forma o de otra, forman o han formado parte de mi vida, por todo lo que me han enseñado, por todo lo que he aprendido de ellas (vosotras). Seguiré reivindicando el feminismo SIEMPRE y creo que es imprescindible que los hombres se impliquen MÁS.
Siempre gracias.
Besos
Totalmente de acuerdo , bonito poema.
Gracias, por tu palabras.
Un fuerte abrazo.