El que escriba que nuestra vida está llena de posibilidades, es una obviedad, no tengo duda. Si bien, todas esas posibilidades que se nos presentan se irán desvaneciendo con el paso del tiempo y, acorde, con las decisiones que tomemos frente a ellas. Eso, también es una obviedad, y sería bueno que fuéramos conscientes de ello para no frustrarnos. Dependiendo de nuestra edad vemos el futuro –nuestro futuro– de diferente manera. La juventud está llena de sueños por cumplir, expectativas que alcanzar, proyectos que realizar…
Con el pasar del tiempo, y si vuelves la vista atrás, te das cuenta de cosas que has conseguido que ni siquiera pudiste imaginar –sea para bien, o para menos bien–. Te das cuenta de metas que no alcanzaste, y que llegaste a imaginar de forma clara y sin matices –sea para bien, o para menos bien– ¿Y qué? Forma parte de la vida. Somos lo que somos, y hemos llegado hasta donde hemos llegado por las decisiones tomadas o, quizá, por las no tomadas. Alégrate de estar vivo o viva, y siente cómo late tu corazón. Seguro que tu vida ha estado perlada de instantes felices, no lo olvides. Los caminos difíciles, ya son pasado, aún te queda camino por recorrer. ¿Vamos?
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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A veces, ocurre,
nada es como esperábamos,
nada es como habíamos soñado,
nada es como pensábamos…
Y eso no debería frustrarnos
pues cada decisión tomada
nos abre infinitas decisiones a contemplar,
pero solo a elegir una entre todas ellas
siendo, en ocasiones,
el resultado distinto al esperado.
A veces, algunas veces, ocurre,
algo sucede que no pensábamos,
algo sucede que no habíamos soñado,
algo sucede que no esperábamos…
Y eso no debería frustrarnos,
pues ante un laberinto de posibilidades
elegimos algunas
que nos llevan a callejones sin salida,
pero también optamos por otras
que nos abren, de nuevo,
un sinfín de oportunidades.
Por lo tanto,
a estas alturas del camino,
me he dado cuenta de que a veces
ocurre lo que soñabas,
esperabas
o pensabas;
y a veces
ocurre lo que no pensabas,
no esperabas
o no soñabas.
Y eso, no tengas dudas,
es la vida que vivimos
mientras nuestro corazón
decida seguir latiendo.
¡Bendito latido
que a vivir me invitas!
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