Es cierto que cada estación (al menos para mi) predispone y dispone mi estado anímico de una forma determinada, y me dejo llevar para acomodar mis sentimientos al palpitar natural de mi entorno; al caminar de un Universo del que formo parte; a los vientos que despejan los cielos de nubes viajeras que nublan futuros y despejan presentes; que despejan futuros y nublan presentes. No es lo mismo la llegada y partida de los solsticios, que la partida y llegada de los equinoccios.
Este domingo de otoño he recordado esa fusión que hicieron dos Maestros maravillosos, mágicos y sabios a los que admiro. El poeta ovetense Ángel González, y el músico y compositor tinerfeño Pedro Guerra, hacen de la música y la poesía una melodía que es capaz de acercar los sentimientos hasta acariciar los sentidos y el alma. Abro de par en par el disco que ambos hicieron, allá por 2003, y al que titularon: “La Palabra en el Aire”, para disfrutar de cada instante, con mis ojos entornados, y viajar donde el viaje quiera llevarme, y así descubrir todo lo que me regala la vida.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Me he sentado
esta tarde de otoño
en el rincón de la poesía
que ilumina mi ventana
para leer, en silencio,
los versos dibujados
sobre el papel
por el maestro Ángel González.
Me he sentado
esta tarde de otoño
en el rincón de la poesía
que ilumina mi ventana
para en silencio escuchar
el diálogo de música y versos
que acarician los mágicos
dedos de Pedro Guerra
sobre las cuerdas de su guitarra.
Un poema y luego otro y otro más
trenzados con un acariciar de guitarra
con un rasgar de vida y sueños
abrazando esta soledad que me acompaña,
esta tarde de otoño,
en el que las nubes grises arremolinan
los recuerdos que pausadas se acercan
para acompañar mi solitaria compañía
y dibujar una sonrisa en este rostro adulto
que no olvida que fue niño
y soñó con sus mañanas
y sus primaveras;
y soñó con lo que sería ser
y amar.
Me he sentado
esta tarde de otoño
en el rincón de la poesía
que ilumina mi ventana
para sentir la vida pasar
para sentir la vida
para sentir.
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