Hay algunas fechas que marca el calendario como inicio o fin de etapa o ciclo, y que, sin embargo, los hechos nos dicen otra cosa bien distinta. Aunque el verano dura tres meses, parece que solo cuenta como verano el mes de agosto, época en la que parece (al menos en nuestro País), que se cierra/paraliza todo (al menos si no tiene que ver con la hostelería). ¿El Año nuevo empieza al comernos la última uva o escuchar la última campanada, o cuándo comienza realmente? Yo creo que cuando de verdad se inicia es cuando se reanuda el curso en los centros escolares, y la gente vuelve (volvemos) a sus (nuestras) rutinas de trabajo, colegio, casa, extraescolares…
Por lo tanto, este domingo previo al inicio del nuevo año, he querido compartir unos versos desenfadados pero que creo que se acercan bastante a la realidad. Todo vuelve a la rutina/normalidad después de unas cuantas semanas de fiestas que, en algunos casos (es una opinión personal) se alargan en exceso. Supongo/entiendo que por las razones comerciales de los interesados, porque la campaña navideña empieza a tope, una vez pasado el Día de Todos los Santos (o Día de Difuntos), allá a principios de noviembre, y no da tregua hasta pasado el Día de Reyes. No obstante, en nuestra ausencia, todo ha seguido donde estaba, esperando nuestro regreso.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Parece que todo regresará
sin que en realidad se haya marchado,
el mundo ha seguido girando
aunque las aulas se hayan vaciado
de profesores y alumnos,
parece que mañana todo regresará
sin que en realidad se haya marchado.
En verdad nunca he sabido
cuando comienza el nuevo año,
si nada más escuchar la última campanada,
o nada más engullir la duodécima uva,
despidiendo el pasado
y dando la bienvenida al futuro;
o comienza cuando se reanudan las clases
en los centros escolares
y la gente regresa a sus trabajos
después de unos días de vacaciones,
merecidos o inmerecidos, qué más daría.
En verdad, nunca he sabido
cuando comienza el nuevo año.
Mañana amanecerá de nuevo un lunes,
único e irrepetible,
en el que se reencontrarán
compañeros de trabajo y de aula
y se felicitarán, o no;
y se contarán sobre los regalos recibidos, o no;
y lo mucho que se han echado de menos, o no;
y la falta de ganas de regresar de nuevo a la rutina, o sí.
Creo que para cada uno empezará
en el momento que quiera comenzarlo.
Qué monótono y aburrido sería
que para todos empezara el mismo día
y a la misma hora.
Qué divertido y agradable sería
que cada cual eligiera la hora y el día
de inaugurar este nuevo año que nos camina.
Y como a mí ya me saca
unos cuantos pasos de adelanto
yo lo empezaré mañana
aunque él siga caminando.
Él empezó cuando querer quisiera
y yo seguiré a mi paso andando
y si tiene prisa que corra
que yo seguiré en mis sueños soñando,
y si no la tiene que no la tenga,
que se siente paciente aguardando
hasta que yo llegue si es que llego
pues ya siento que me voy demorando.
En verdad nunca he sabido
cuando comienza el nuevo año.
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