Hace ya algunos años mi hermana pequeña me regaló un óleo, pintado por ella, en el que unos libros surcaban, libres, un suave cielo azul. Cuatro libros que representaban las cuatros estaciones. Abiertos, de par en par, mostrando lo que en su interior latía. Historias que un día fueron o historias que un día serán. Sueños que quizá soñaron quienes los escribieron; sueños que quizá soñarán los que se atrevan a leerlos. Libre son, para volar libres; libre eres para poder alcanzarlos y conocer lo que sus guardas guardan.
Un árbol, semidesnudo, deja caer sus hojas mientras algunas aún penden de sus despejadas ramas, dejando que sus raíces sigan unidas al libro que lo transporta. Un libro que abre sus páginas al vuelo de una paloma blanca que acaba de abandonar el nido rumbo a un horizonte que amanece. Flores de primavera brotan en cada página de un libro abierto llenando de colores un firmamento cubierto de infinitas fragancias. Copos de nieve perlan las viejas ramas de un abeto solitario, mientras sus raíces abrazan el calor que sus páginas le procuran y el viento juega con las estrellas de nieve.
.
Si te apetece puedes escuchar el poema
.
He soñado con un cielo azul
preñado de libros voladores
que jugueteaban entre las nubes
buscando entre ellas ávidos lectores.
He soñado con portadas sencillas
mostrando mágicos títulos cautivadores
que custodiaban celosos en su interior
historias vividas por sus creadores.
He soñado con capítulos infinitos
que describían paisajes evocadores
y generosos párrafos interminables
por los que caminaron sus escritores.
He soñado con solitarias palabras vacías
y con otras que hablaban llenas de amores
prometiendo a quien les preste su mirada
ahuyentar tormentos, fantasmas y temores.
He soñado con sospechosos finales inalcanzables
que hacían de sus personajes meros observadores
de mundos y quimeras imposibles de descubrir
si fueran tan solo unos simples espectadores.
He soñado con vosotros cada una de mis noches
he descubierto en vuestras páginas errores
de aquellos que vivieron entre luces
sabiéndose a la postre vencedores
de aquellos que vivieron entre sombras
sabiéndose desde el principio perdedores.
Abre de par en par, por esta vez, tus guardas
que celosas guardan a tus fieles moradores
para que no sea yo solo quien te conozca
y seamos muchos más tus seguidores.
.
.