Hace unas semanas mi ‘peque’ Marina me preguntó si le hacía unos versos con la tabla de multiplicar del seis. Así lo hice y ella le puso voz. De esta forma se la aprendió. Esta mañana me ha preguntado si le hacía un poema con la tabla de multiplicar del siete, que tiene que aprendérsela. Creo que será muy fácil adiviniar cuál ha sido el final a su propuesta; solo tenéis que seguir leyendo y escuchando.
La poesía por su musicalidad puede ser una buena (muy buena) herramienta para el aprendizaje, sobre todo en una circunstancia como esta. De tal modo que no he podido (ni querido) negarme a su propuesta. Quizá sea una forma de iniciar a los jóvenes lectores en la poesía. Quizá sea una forma de incentivar a la creación dejando que su imaginación viaje hasta donde quiera llegar. Quizá solo sea un deseo. Quizá solo es la tabla de multiplicar del siete.