Cuando entramos en una rutina los días, las semanas, los meses o quizá los años, puedan parecernos iguales. No deberíamos olvidar nunca que ningún instante es igual al posterior, ni al que le ha precedido, por poco espacio de tiempo que haya transcurrido. Por ello quiero despedir este último domingo de un agosto irrepetible con estos versos que comparto. Volverán otros domingos y otros agostos, no tengo duda. Podrán ser muy parecidos; idénticos, pero nunca iguales. El viento jamás baila igual la misma hoja invitada a la fiesta de la vida.
Se me hace muy difícil entender la vida en algunos momentos. Bueno, si soy sincero, muchas veces no se me hace difícil entender la vida; me confieso que soy incapaz de entenderla por mucho que me detenga a intentarlo. No voy a echar mano de cuestiones divinas o sobrenaturales, ni tan siquiera a cuestiones en las que intervenga la Naturaleza a modo de defensa, dado el ataque desmedido e incomprensible del ‘ser humano’. Me refiero a la falsedad y la hipocresía de cada uno de nosotros. Y si un día mi sombra camina delante de mis pasos, se detiene, me mira desde la oscuridad de su mirada y me pregunta ‘¿por qué me persigues?’. No sabría qué responderle.
Esta mañana me he despertado pensando en la vida. Aún no había localizado a mi sombra. Ni tan siquiera la he visto a mi lado. Sin embargo, me he preguntado en silencio qué me reservaría la vida tras mi siguiente paso. Estos versos para recordarme que aún sigo caminando, y sigo esperando respuestas. Jamás dejaré de preguntarme.
Si te apetece puedes escuchar estos versos.
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Cuán incomprensible
se antoja la vida
cuando la interrogas
sin obtener respuestas.
Quizá sean los sueños
jeroglíficos que intentan responder
todo aquello que nos cuestionamos
pues soñamos dormidos
y soñamos también despiertos.
Me detuve un instante
al no escuchar mis pasos
volví atrás la mirada
y descubrí a mi sombra
en silencio
le he mirado al perfil
opaco de sus ojos
y le he preguntado
por qué me persigues
sin obtener respuesta
decidí seguir caminando;
ayer observé de nuevo
mi sombra
sin necesidad de volver
atrás la mirada
y me ha preguntado
en silencio
por qué me persigues.
No he sabido qué responderle
pero he decidido seguir caminando
quizá tras algún paso
sepa qué contestarle
sepa qué contestarme.
Cuán difícil
se hace la vida
cuando ignoras
qué te aguarda
tras el siguiente paso.
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😉
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