Algunas veces cuando viajo en autobús por mi ciudad, o en cualquier otro medio de transporte público, observo muchas mujeres de otros países, de todas las latitudes, que van a sus trabajos. En la mayoría de las ocasiones observo en su mirar cierta tristeza. Muchas de ellas no tienen a sus hijos o hijas aquí. Siguen en sus países con abuelos o familiares y en el mejor de los casos pueden encontrarse un par de veces al año. También hay mujeres españolas que viven lejos de sus hijas o hijos, por la circunstancia que sea.
Pensando en todas y cada una de ellas, de aquí o de allá, he querido escribir estos versos. En mi entorno conozco varios de estos casos e imagino su sufrimiento. Soy capaz de asegurar que, en ocasiones, esa ausencia proporciona un dolor físico imposible de paliar con un analgésico, pues este dolor nace en el alma y tan solo se cura con el encuentro (o el reencuentro).
Quizá en esta época del año en la que ‘los peques’ están de vacaciones por estas latitudes (y también por aquellas), y estas valientes mujeres no pueden reencontrarse con ellos, se haga más difícil su día a día. Con estos versos quiero rendirles homenaje y brindarles todo el apoyo que mis palabras puedan proporcionarles. Muchas veces la palabra acompaña, especialmente cuando la nostalgia decide acomodarse a tu lado sin haber sido invitada. Un fuerte abrazo para todas ellas.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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Desconocemos muchas veces
la distancia
entre una mirada
y el latido del corazón.
Es tan infinitamente pequeña
que tan solo su pensamiento
la hace eterna
y el viaje se antoja insalvable
mientras nos parece poder alcanzarla
con la yema de los dedos.
Sus ojos observan
los juegos de aquella niña
mientras su garganta
traga los silencios
de sus recuerdos
uno a uno
anudándose y desanudándose
como se trenza el cielo
y la mar
cuando el horizonte
los hace uno.
Otro país
otras fronteras
otra lengua
otros sueños
entornan ahora su vida
sus pequeñas lejos de ella
ella lejos de ellas
mientras sus ojos ríen
iluminados en silencio
los juegos de la niña que miran.
Su baile
son los bailes de ellas
sus abrazos
son los abrazos de ellas
su mirada
son las miradas de ellas
sus besos…
son los besos de ellas
que pronto espera sentir
sobre sus mejillas
cansadas por la ausencia.
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