Hay una canción cuya letra me encanta, quizá la conozcáis: ‘Nada sabe tan dulce como tu boca…’. Tan solo he escrito el primer verso. Si la conocéis quizá os apetezca recordarla, y si no la conocéis, quizá queráis escucharla. En cualquier caso, he pensado en ese instante infinitamente eterno que transcurre desde que termina un beso apasionado y regresan esos labios para encontrarse de nuevo. ¿Instante pequeño? A mi se me antoja eterno. 😉
Pues bien, recordando ese instante maravilloso he dibujado estos versos que ahora comparto con vosotr@s. Para mi el beso es muy importante. Pero no me refiero al beso entre amig@s o conocid@s, con los hijos o hijas, con hermanos y hermanas, padres…, que no dejan de ser importantes (creo; dependería de los casos, claro). Me refiero a cuando unos labios encuentran ‘su par’, y dos bocas deciden fundirse como si fueran una sola y sus lenguas encuentran el refugio que tanto tiempo andaban buscando.
Esos besos son a los que quiero reflejar en estos versos. Sin entrar en más detalles. Dejando que la imaginación del lector o lectora encuentre esos labios con los que endulzarse en estas calurosas noches de verano. Para mi, ese tiempo entre beso y beso, en el que los labios ni tan siquiera se han separado, que queréis que os diga, se me hace eterno. Os deseo los mejores besos.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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Qué queda
tras un beso
cuando los labios han partido
y el vacío
se antoja cuasi eterno.
El recuerdo
de infinitos placeres
que devuelven la vida
a cada poro de una piel
deseosa de fundirse
y palpitar a la par
con otra piel.
Ansío su boca
como la sed el agua
que fresca mana
de manantiales
buscando arroyos
por los que perderse
hasta fundirse con la mar
piel dulce
piel salada
piel con piel.
Ya regresan sus labios
a buscar los míos
por qué han tardado tanto
tiempo tuve de soñarlos
tuve tiempo de añorarlos.
Su beso es mi beso
su boca es mi boca
ya no hay vacío
partieron los recuerdos
ahora somos uno.
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😉
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