Qué indescriptible sensación se siente al encontrar un camino que nunca se creyó perdido. Huelleamos una senda que elegimos en su momento, pero diferentes decisiones han hecho que tomáramos un camino u otro, llegada la primera intersección. Y así debe ser. La elección es solo nuestra. Nuestro libre albedrío determina el horizonte al que encaminarnos. A veces, sientes que caminas por el camino equivocado, pero solo serás consciente de ello si detienes tus pasos, te silencias y te escuchas.
Cada día siento mis piernas más fuertes. Cada día escucho con mayor intensidad los latidos de mi corazón. Cada día agradezco ‘el tropiezo’ que me ha hecho levantar la mirada y comprender que había errado mi camino. Que creí mío, pero solo caminaba por él como sonámbulo, perdiéndome todo aquello que la vida me regala cada mañana cuando decide salir el sol, mientras la luna observa. He aprendido. Por eso no me importa ‘haber tropezado’, pues he renovado fuerzas para levantarme una vez más.
Quiero compartir estos versos con aquellas y aquellos que vivan o hayan vivido una situación parecida a la mía. A unos, para decirles que yo también lo conseguí, al igual que lo consiguieron ellos. A otros, para decirles que lo pueden conseguir igual que yo lo he conseguido, e igual que yo también otros lo consiguieron. «Solo donde hay sombras habita luz» (ChC).
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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He conseguido reconocerme
de nuevo
en el espejo al que me asomo
cada mañana
creí verme al despertarme
un amanecer tras otro
un mismo rostro
unos mismos ojos
el mismo rictus en mis labios callados
mis brazos
mi pecho
mi cintura
mis caderas
mis piernas y también mis pies…
si bien
ahora observo
que no era la misma mirada
la que miraba.
No era un espejismo
sencillamente
pasé a ser la imagen distorsionada
de mí mismo
y dejé de conocerme
prometiéndome solemnemente
no hablar con desconocidos…
ignorante.
Ahora respiro
y abrazo las nubes
que sencillas troquelan los cielos
ahora siento
el viento meciendo mis sueños
como antaño también lo hicieron…
he vuelto a hablarme
he vuelto a escucharme.
Ilumináronse las sombras
que desde cada vértice equidistante
cubrieron el brillo de mi espejo
andaré presto y vigilante
pues sé que siempre estarán al acecho.
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