Desde siempre he tenido la sensación de que somos ‘uno con el Universo’. Puedo estar errado. Puede haber personas que no opinen como yo –faltaría más–. Si bien, sí creo en que esa inmensidad, ese infinito que define de alguna manera el Universo se encuentra en nosotros mismos. A veces, en nuestra vida, atravesamos momentos difíciles; nos sentimos perdidos; desorientados; como si no nos conociéramos; como si otro «yo» decidiera por nosotros sin consultarnos… Todos en algún momento atravesamos ‘épocas oscuras’.
La oscuridad, dicen, tan solo es la ausencia de luz. Reconociendo a la vez que solo es oscuridad a los ojos de los Seres Humanos, pues en realidad la oscuridad total no existe. Reconozco atravesar en este momento una ‘zona de sombra’. Ni mucho menos me quiero comparar con nadie, pero grandes Maestros han pasado (sufrido) épocas o etapas oscuras –Goya, Picasso…–. Pues por qué no un ‘simple mortal’.
Estoy convencido, que si muchos de nosotros nos detuviéramos un instante a pensar dónde estamos; hacia dónde caminamos; si buscamos nuestra felicidad y por ende la de los demás… Quizá, y solo quizá, y siendo sinceros con nosotros mismos, pudiera sorprendernos la respuesta, o simplemente no ser de nuestro agrado. Solo nosotros podemos cambiarlo. Permitidme, por tanto, que en un día como hoy, primer domingo de julio, comparta estos versos.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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He decidido
sentarme sobre el silencio
para escuchar mis palabras
y mirarme
con sencillez en el viento
reflejado sobre la tarde
a enfrentar mis miedos.
¿Quién soy realmente?
Y si no fuera ese “yo” que anhelo
el que descubro cuando me hablo
y cuando me escucho…
¿En quién me he convertido?
¿En qué me estoy convirtiendo?
Debo reconciliarme conmigo mismo
debo convocar
a las fuerzas que dan y quitan vida
para que me ayuden
a recuperar mi camino
esa senda que me fue mostrada
al poco de haber nacido
y que siento haber perdido
y que siento he abandonado.
Me prometo volver a caminar descalzo
para sentir el latido profundo de la Tierra
para reconocer el discurrir del agua
que las nubes regalan tras la tormenta
buscando su curso libre
nada de adornos ni aderezos
no duele el caminar
solo duele la incapacidad de hacerlo.
Caminemos de nuevo
pues la vida espera.
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A mí me gusta sentarme en el silencio, en mi silencio…. No sé si es positivo, pero no puedo dejar de hacerlo. Muy bonitos versos!
Desde luego es el mejor sitio donde sentarse, en el silencio de cada uno para poder escucharse y recobrar la paz y la serenidad. Creo que sí es positivo. En algún momento dejé de hacerlo, y así me veo. Sé que no volverá a suceder.
Gracias por tus palabras, mi querida Amiga