Nunca es tarde para decidir un nuevo camino

logoUn día tras otro escuchamos, leemos o vemos alguna noticia en la que se habla del maltrato, especialmente contra las mujeres. Da igual el modo o manera. Con palabras; con imágenes; con hechos. Y parece que nada cambia. Aunque son muchos (y lamentablemente alguna que otra), que no creen que exista ‘violencia contra la mujer’, poco a poco, y gracias a las enseñanzas de muchas mujeres vamos siendo conscientes de que es una lucha de todas y todos. Que hay actitudes y comportamientos que no ayudan en esta lucha, lo sabemos. Pero que caiga sobre ellas y ellos todo el peso de la Ley.

Que nadie pretenda tender cortinas de humo ocultando el verdadero problema. El hombre (el macho), que considera a la mujer (esposa o hija) de su propiedad y actúa en consonancia vejándola, agrediéndola, controlándola, golpeándola, violándola y…, asesinándola debe ser señalado y apartado de esta sociedad. Sea un individuo o una manada. Quienes deben estar vigilados son ellos, NO sus víctimas. Quienes matan son ellos, por lo tanto la vigilancia A ELLOS, no a sus posibles víctimas.

No me cansaré de hablar del asesinato de mujeres a manos de cobardes. No es amor, es dependencia. Supongo que no es fácil, pero debes abandonar a ese que te insulta (es una broma –dice–); a ese que te habla a voces y sin respeto un día tras otro (es que me cabreas –argumenta–); a ese que te levanta la mano (es que me sacas de quicio –se excusa–); a ese que te golpea con su mano, con los pies, con la cabeza… (yo te quiero, no volverá a pasar –se justifica–). Para todas ellas, estos versos.

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Si te apetece puedes escuchar el poema

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Volvió a sentarse en aquel solitario banco

la joven mujer de los ojos tristes

como tantas veces venía haciéndolo

desde que la soledad decidió acompañarla

tenía una casa pero jamás tuvo un hogar

ni desde el primer día de aquel otoño

en el que mirando aquellos ojos le dijo: “Sí quiero”

la felicidad eligió acomodarse a su lado.

 

Un día desprecios y después voces

otro día voces y después insultos

un tercer día insultos y después golpes

el cuarto día golpes y después golpes

y más desprecios

y más golpes

y más voces

y más golpes

y más insultos

y más golpes

y más…

y…

 

Volvió a sentarse en aquel solitario banco

la joven mujer de los ojos tristes

viendo sobre su cabeza las nubes pasar

cuántas imágenes y recuerdos sobrevuelan

un presente sin futuro alguno

estratos y cúmulos blancos y grises y negros

jalonan un supuesto azul celeste ahora oculto

«quizá mañana cuando amanezca me atreva…».

 

Un día reproches y después mentiras

otro día mentiras y después ofensas

un tercer día ofensas y después golpes

el cuarto día golpes y después golpes

y más reproches

y más golpes

y más mentiras

y más golpes

y más ofensas

y más golpes

y más…

y…

 

Volvió a sentarse en aquel solitario banco

la joven mujer de los ojos tristes

una maleta de cuero marrón a sus pies

bajo un brillante cielo iluminado de azules

saludando una nueva mañana de invierno

se sube el cuello de su abrigo de color verde

que tantas veces ocultó indeseables marcas

ahora solo le resguarda del frío que libre amanece .

 

Un día piensa y después decide

otro día decide y después actúa

un tercer día actúa y comienza un nuevo camino

no más desprecios

no más voces

no más insultos

no más golpes

no más reproches

no más mentiras

no más ofensas

no más golpes

no más…

no…

 

Vació quedó por siempre el solitario banco

en el que alguna vez llegó a sentarse

una joven mujer con los ojos tristes.

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:)

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