No sé por qué esta mañana amanecí con ‘alma de soneto’. A veces hay en mi mente un puñado de versos que alborotados pugnan por salir. Todos juntos. Todos a la vez. Sin orden ni concierto alguno. Y es en ese momento, en ese preciso momento cuando les impido, conscientemente, que broten a su antojo. ¡Sería un verdadero despropósito! Te imaginas dejarles libres y que cada uno campe a sus anchas por hojas de papel reciclado (o en blanco), sin rumbo y sin destino, o como si nadie los hubiera escrito. ¡Qué horror! O tal vez no. Tal vez eso fuera un acertado acierto.
En cualquier caso, me he propuesto dibujar con palabras un soneto, y voy a intentarlo. Las palabras dibujan en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestra alma, o donde quieran dibujar, la palabra hecha imagen; pues gracias a la palabra somos capaces de ver y sentir lo que en el poema late. Si eso se consigue, bien por el poeta o la poetisa. Si eso no se alcanza, la poetisa o el poeta deberán poner más empeño y tomar una buena paleta de colores (o solo blancos y negros, para construir grises), con los que pintar y dar forma a sus versos que están por llegar.
.
Si te apetece puedes escuchar el poema
.
Quiero escribirte el más bello soneto
que poeta alguno hubiera versado
rememorando aquel tiempo pasado
en el que latía un amor completo.
Y terminado ya el primer cuarteto
siento ahora mi corazón más calmado,
sabiendo que aún no he acabado
daré comienzo al primer terceto.
He sentido tu amor verdadero
cada amanecer de esta vida mía
o escuchando de tus labios “te quiero”.
En mis sueños sin luna te veía
mirando con ese mirar sincero
que me enamoró desde el primer día.
.
.