¿Quién es el dueño de nuestros miedos? ¿Quién es el dueño de nuestros sueños? Nosotros mismos. Nadie más. Nosotros somos los únicos creadores de nuestros miedos y en nuestra mano está el expulsarles lo más lejos posible. Nosotros somos los únicos capaces de alcanzar nuestros sueños y en nuestra mano está abrazarles con la mayor de nuestras convicciones.
Nadie dijo que alcanzar un sueño fuera una tarea sencilla. Sin embargo, cuando conseguimos abrazarlo y compartirlo, la sensación de plenitud no tiene parangón. No obstante, si el Universo se empeñase en impedir, por todos sus medios, el que logremos lo propuesto… No pasa nada. Quizá no sea el momento, y nos lo advierte. Quizá no sea el camino, y nos lo recuerda.
Es por ello que me permito proponerte lo siguiente: no dejes de soñar nunca. No importa tanto el alcanzar un sueño, como el no perder jamás la ilusión por seguir soñando. No importa las veces que caigamos lo importante es tener la fuerza y la valentía de volver a levantarnos. Poder soñar. Poder vivir.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Padecía de acrofobia
pero le encantaba soñar
que alcanzaba las nubes
escalar a lo más alto
y admirar el mundo desde las alturas
no por sentirse por encima de todo y de todos
sino por sentir el vacío bajo sus pies.
Lo intentó una vez tras otra
pero ninguna de ellas lo consiguió
visitó doctores de aquí de allá y de más allá
sin encontrar solución alguna
no quería rendirse
no debía rendirse
no podía rendirse.
Aquella mañana de otoño
se levantó con una extraña sensación
que inundó de luz el mirar de su mirada.
Hoy alcanzaré mi sueño, se dijo
y abrió de par en par las ventanas de su dormitorio
el viento del Sur se acercó a saludarle
los dos se miraron
como se miran dos viejos amigos al reencontrarse
le devolvió una sonrisa
y entornó con suavidad sus ojos.
Decidió colocarse en el mismo borde de la alfombra
ese elevado lugar que separa
unos pies descalzos de la cálida madera del parqué
brazo derecho hacia Poniente
brazo izquierdo hacia Naciente
el equilibrio perfecto
el suave viento decidió invitarse
ante tan arriesgada aventura
aventando las cortinas
meciendo la lámpara bajo el techo
alborotando sin orden sus cabellos.
Pie izquierdo delante de pie derecho
pie derecho delante de pie izquierdo
inspirar
espirar
una vez más
y otra
y otra más.
Ahora el viento es más fuerte
incluso se escucha su silbar
atento atiende tan plácida melodía
que acompaña el desbocado latir
de un corazón que alcanza su sueño
no importa la altura a la que camine
no importa la distancia a la que viajen las nubes
siente el vacío bajo sus pies
la caricia del viento en su rostro
y esa paz que acompaña cada paso
funambulista sin alambre y sin red.
Abre sus ojos
con toda la lentitud de la que es capaz
la misma que demuestra el amanecer
por besar la más alta de las cumbres
y allí se encuentra
con la felicidad dibujada en su rostro
y con su corazón abandonado de miedos.
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