Algunas veces me confieso cansado de escuchar tanta palabra vacía en aquellos que las pronuncian en espacios de televisión, radio o Internet, o las escriben en columnas de periódicos o blogs de opinión. La que más me hiere, por su indignidad, es la que pronuncian aquellas o aquellos que con sus decisiones influyen en el resto de los mortales.
Por eso, ante tanta falsedad continua y continuada, no debemos permanecer mudos. No es necesario ‘alzar la voz’; vocea el que pretende tener razón sabiendo que no la tiene; el que pretende acallar la verdad del que la pronuncia; el sinvergüenza que busca la arenga de ‘sus semejantes’ para silenciar lo que no interesa que se conozca.
Y como no quiero callar; como no quiero silenciar mi voz en este año que aún amanece; como no quiero dejar de expresar en mis versos lo que siento; como no quiero dejar que venzan sus mentiras, seguiré dejando latir mi corazón y que cada latido acompañe mi verso y mi palabra. Como he dicho en muchas ocasiones, la poesía en este tiempo que vivimos es más necesaria que nunca.
Si te apetece puedes escuchar estos versos
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Escucha lo que no dicen las palabras
cuando hablan los que hablan
elevan el tono de su voz
para con ello pretender tener razón
cuando saben y bien saben
que la razón huye de las palabras altisonantes
de la palabra manipulada
y de los eufemismos trasnochados.
No dejes que sus engaños
se conviertan en tus verdades
violentarán las palabras
hasta pretender decir lo que no dicen
diciendo lo que dicen
sabiendo que con ello ocultan
lo que dicen
que no dicen.
No escuches su falsa voz
ni tan siquiera mires sus labios al pronunciarla
escruta el mirar de su mirada
y verás manar la verdadera mentira
que fluye de sus palabras
en discursos banales
en conferencias adoctrinadas
vacías de contenidos racionales.
Escucharé su mirada
cuando hablen
y miraré sus labios
cuando guarden silencio
Qué bella es la palabra
cuando vuela libre más allá del eco
del que la pronuncia
qué hermoso es el silencio
cuando acompasa los sinceros latidos
de los sentimientos
qué dulce es la mirada
cuando observa enamorada
el rocío que perla el otoño
desde su ventana.
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😉
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