Esta mañana ha venido a mi mente la imagen de un sauce llorón a la orilla del río cerca de nuestra casa, donde muchas tardes de verano me gustaba jugar entre sus ramas que largas, casi interminables, acariciaban el suelo, el verde suelo sobre el que me sentaba. Y ahora, en este otoño que nos abraza me he recordado en aquellas tardes y, en silencio, me he preguntado por él.
No sé si vosotros os recordáis de algún árbol en especial; por alguna razón; aunque se os pueda antojar insignificante. Yo tengo recuerdos de varios pero, aquel sauce, era un apacible lugar en el que esconderse entre sus ramas. Me sentía protegido entre la Naturaleza. Sentía su fuerza y, a veces, muchas veces, me gustaba escuchar los sonidos que me regalaba el viento.
Es un homenaje a mi sauce, y a todos vuestros árboles, y a todos los árboles que la Naturaleza ha puesto sobre este lugar al que llamamos Mundo, para que disfrutemos de su belleza y de su compañía. Es un regalo que debemos cuidar y conservar, para dejar a los que vienen detrás y que puedan disfrutar de ellos, al igual que disfrutamos nosotros.
Si te apetece puedes escuchar estos versos:
.
Bate el viento
las ramas del viejo sauce
ya el otoño desnudó su cuerpo
otro tiempo henchido de vida.
No hay lágrimas en su llanto
sus hojas no cubren ya de sombra
la orilla del arroyo de nieve
que baña los campos en primavera.
Los verdes son otros verdes
las luces son otras luces
las sombras otras sombras son
llegó el otoño
parece ralentizarse el tiempo.
Ocres, amarillos y dorados
se funden en extraño arcoíris
con marrones, azules y verdes
sigue palpitando el corazón del bosque
la Naturaleza no descansa
tan solo observa
y silente de palabra
nos habla con el claro lenguaje
con el que nos despierta a la vida.
Silba el viento
mis sentidos escuchan
el eco del lejano sonido
que entona el hayedo
latidos
en
clave
de
Sol.
.
😉
.