¿No recuerdas que siempre has volado? Lo hacías cuando eras niño y entonces creías que todo era posible. ¿Y ahora? Tienes duda de todo, o de casi todo. Deberías ‘desdudarte’ de vez en cuando. Es un buen ejercicio. Pruébalo y verás como te sientes más ligero. Con menos agobio. Con menos temores. Con menos preocupaciones. Quizá, olvidaste volar. ¿Te has parado a pensarlo?
Recuerda tu infancia. Tu niñez. ¿Tú no volabas? Yo sí. Donde quisiera. No había frontera que pudiera detenerme, ni viento que pudiera frenarme, ni tempestad que me obligara a volver… Nada; nada podía impedir mi vuelo una vez desplegadas mis alas, y con la decisión tomada de emprender el viaje. Un viaje en el que el horizonte dibujado frente a mi mirada era mi destino. Todo era posible, incluso lo imposible.
A veces un libro ayuda. A veces ayuda un poema. Pero lo más importante es que te decidas a volar de nuevo. Solo así comprenderás tu insignificancia frente a un Universo y una Naturaleza del que, tan solo, formas parte, pero no eres su dueño, aunque a veces te creas con todos los derechos. ¿Por qué? ¡Porque eres hombre! Ignorante. Cuán equivocado caminas. Atrévete, y emprende de nuevo el vuelo.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Quizá olvidaste volar,
le dijo el pájaro al hombre.
No, respondió éste.
Solo tengo que acercarme
hasta el borde de ese acantilado
y saltar.
Saltar no es volar,
le advirtió el pájaro alado,
mientras dejaba que el viento
elevase su pequeño cuerpo
más allá de las nubes altas.
Será solo un pequeño instante,
insistió el hombre,
pero cuando mis pies dejen su apoyo
sobre la tierra que piso
y el vacío se presente ante mí
iniciaré el ansiado vuelo.
¡Pobre iluso!
¿Por qué te empeñas en engañarte?
Ahora ya no tengo duda
definitivamente olvidaste volar.
Si quieres puedo enseñarte a…
¿Tú?
Interrumpió irónico el hombre.
Sí, yo, que no he dejado de volar
desde que abandoné el nido
que me acogió al nacer
y algo de vuelo creo saber.
Pero para aprender
deberás dejar a un lado tu ego
y ese aire de superioridad que te precede;
deberás dejar de creerte el centro del Universo
y que eres dueño y señor de todo,
cuando eres tan insignificante
como el más insignificante de los seres vivos.
¡Probemos!
Retó incrédulo el hombre.
Entorna tus ojos.
Suave.
Sin presión alguna.
Ahora deja tu mente en blanco
y respira.
Lento.
Sin prisa.
No tienes prisa alguna
ahora el tiempo espera.
Respira.
Lento.
Sin prisa.
Siente ahora cómo se despliegan
tus alas
mientras tus pies permanecen anclados
a la tierra,
a esa tierra que te conecta a la vida
que te conecta con tus sueños.
Deja desplegar sin miedo
las alas de tu libertad
mientras tus ojos permanecen cerrados.
Respira.
Lento.
Bate tus alas ahora sin temores
ni cadenas.
Despacio.
Sin prisa.
Siente cómo el viento acaricia tu rostro
y abraza tu cuerpo;
siente tu suave vuelo
entre las viajeras nubes.
No abrió los ojos el hombre
y sintió su vuelo
mientras sus pies enraizados a la tierra
sostenían su cuerpo
recordó cómo se vuela
por el mundo de los sueños…
Y voló.
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VOLEMOS no detengamos nunca el vuelo
Precioso.😘
Gracias, mi querida Amiga, por tus palabras.
El día que no seamos capaces de volar, nuestro mundo será más triste y más pequeño.
Gracias por acompañar mi vuelo.
Cuídate.
Besos