La tristeza, también se siente cómoda entre versos

logo¡Qué tiempos estos que vivimos! Lo digo en general, pues me sería muy difícil particularizar, ya que me refiero a TODOS los ámbitos, desde los personales a los ajenos; desde los próximos a los más alejados, desde los que pisan tierra a los que no tocan cielo…, donde nada es lo que parece y lo que parece nunca es. Permitidme, no obstante, que aluda a ese empeño (no sé bien por parte de qué «gurús ilustrados»), de decirnos, una y otra vez, que no debemos estar tristes; que busquemos la felicidad; que TODO está a nuestro alcance; que somos el CENTRO del Universo y que el Universo habita en nosotros…

Ya, pero entonces, si me siento o estoy triste, ¿soy un incapaz o un fracasado? ¿Si no alcanzo el sueño soñado, es porque no era para mi, o no me he esforzado lo suficiente? Creo, y lógicamente es mi opinión, que debemos estar abiertos y abiertas a sentir, a percibir, a empatizar…, a creer en imposibles. Y si una mañana (o más), me apetece abrazarme a la tristeza, o dejar que ella me abrace ¿dónde está el problema? Y si me apetece llorar en lugar de reír, ¿dónde está el problema? Quizá estemos perdiendo la capacidad de sentir y, sobre todo, de identificar nuestros sentimientos, olvidando que, gracias a la tristeza (si la identificamos), conocemos la alegría (cuando nos llega). Hoy me siento triste, mañana…, qué más da, aún está por llegar. Disfrutaré ahora de su compañía.

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Si te apetece puedes escuchar el poema

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Hoy me ha despertado triste

la mañana.

Quizá un sueño,

o tal vez la falta de él;

quizá un recuerdo,

o tal vez su ausencia;

quizá la llegada de este otoño

que nos acompaña,

o tal vez, la partida

de una primavera marchitada.

 

¿Qué razón debe anidar en mi

para que me invada la tristeza?

 

Qué más da, reflexiono,

siento su compañía próxima,

tan próxima que su latido

acompasa el mío.

 

Siento que son mis brazos

los que abrazan,

y no mi cuerpo el que siente

las presiones de un yugo.

 

Yo elegí la tristeza como compañera

en este anochecer que amanece.

Ahora no importa el viaje,

ahora no importa el tiempo,

ahora nada importa,

cuando la soledad decidió partir,

al alba,

desde el alfeizar de mi ventana.

 

Hoy siento en mi piel

los entrefríos de la tristeza

y su calidez me reconforta.

No me importa el mañana,

aún está por llegar.

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:)

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