Si tú le regalas a la vida, la vida te regalará poemas, y vida

logo¿Alguna vez te has hablado? Piénsalo. Recapacita. Recuerda. Pregúntatelo sinceramente. ¿Alguna vez te has hablado? O solo has escuchado lo que otras y otros hablan de ti. Quizá estemos más pendientes de lo que l@s demás hablan de nosotros, que en hablarnos nosotros, de nosotros mismos. Es muy bueno, yo diría que esencial, escuchar. Escuchar mucho las voces que llegan de cualquier rumbo, para después poder opinar. Es muy bueno, yo diría que esencial, escucharnos; pero para eso debemos ser valientes, y hablarnos.

Puede suceder, no obstante, que si hace mucho tiempo que no te hablas, hayas olvidado cómo suena tu voz, y la confundas con todo el ruido de fondo que te rodea; que nos rodea. Y si nunca te has hablado, creo que ya es el momento de empezar a hacerlo. No lo demores más. El tiempo no espera. Pero hazlo con sinceridad. Sin miedo. Nadie sabe más de ti que tú mismo. Por lo tanto, te propongo, con estos versos, que te hables; quizá como nuca antes lo hiciste. Y una vez que comiences a hablarte, te escuches. Feliz escucha.

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Si te apetece puedes escuchar el poema

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Le he hablado a la lluvia

y a las nubes que troquelan el cielo

y a las estrellas que iluminan la noche.

 

Le he hablado al camino sin huellas

y a las cunetas que esperan justicia

y a los campos preñados de amapolas.

 

Le he hablado al vuelo de las aves

y al viento que viaje buscando el Norte

y a la cometa que danza en soledad.

 

Le he hablado al horizonte lejano

y a los arroyos que despiertan en primavera

y a los valles que guardan las cumbres.

 

Le he hablado a la mar brava

y a las olas que rompen en la costa

y a las playas de arena fina.

 

Le he hablado a los frondosos bosques

y al viejo y solitario roble

y al sauce que llora junto al lago.

 

Pero jamás fui capaz de hablarme

o de contarme

o de sincerarme

o de…

Jamás fui capaz de hablarme.

 

Y si le hablo a la lluvia

y al camino sin huellas

y al vuelo de las aves.

 

Y si le hablo al horizonte lejano

y a la mar brava

y a los frondosos bosques.

 

¿Por qué jamás me he hablado?

 

Quizá sí me hablé.

Quizá sí me hablo

pero desconozco el sonido de mi voz

y el decir de mi palabra.

Quizá no reconozca

lo que mi palabra cuenta

lo que mi palabra explica

lo que mi palabra habla.

 

Sí. Esperaré.

Guardaré silencio

y quizá ahora escuche

lo que nunca antes escuché.

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:)

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