Pasan los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años…, y con el pasar del tiempo todo regresa. Todo regresa distinto aun pareciendo igual. Este planeta que habitamos y que gira y gira sin descanso, permite que todo aquello que se nos antoja idéntico, en el fondo, sea diferente. Es otra luz la que ilumina los amaneceres; es otra noche la que acompaña la luna; son otras flores las que brotan en el mismo campo; son otros copos blancos los que encanecen las cumbres; son otras hojas las que mece el viento con su canción.
Acaba un mes que da el relevo al que nos traerá la primavera. Un mes diferente. Un mes que nos ha regalado un día como hace cada cuatro años. Un día más para alcanzar nuestros sueños; un día más para que podamos rectificar aquello en lo que hayamos errado; un día más para atesorar recuerdos a los que regresar cuando el corazón lo reclame; un día más, para seguir caminando hacia esa horizonte que nos aguarda, sin ninguna prisa, y al que todos, antes o después, habremos de llegar.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Amanece el lunes
y con el lunes la semana
y con la semana el mes
y con el mes…,
con el mes amanecerá la primavera.
Regresan de nuevo las estaciones
con el discurrir del tiempo
siempre lo mismo
para siempre ser distinto;
nadie se baña dos veces en el mismo río.
Caen los días
y con ellos las hojas del calendario
que alfombran ese pasado
al que no regresarán nuestros pies;
nadie camina dos veces por el camino ya recorrido.
Amanece el lunes
y con él un nuevo día
para seguir caminando
con la mirada fija en ese horizonte
al que debo llegar.
No importa el tiempo que tarde
no importan las estaciones o años
mientras amanezcan un nuevo día
que me permita seguir avanzando.
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😉
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