Desde hace unos cuantos años el primer domingo de mayo de celebra el Día de la Madre en España. En otros países este día se conmemora en otras fechas. Siempre se han hecho ofrendas a ‘La Madre’. Ya se organizaban en la Grecia Antigua fiestas en honor de la madre de los dioses. Es decir, no es una fiesta ‘inventada’ por los ‘grandes almacenes’, aunque hagan su agosto en el mes de mayo.
Mi madre, como ya he indicado en otras ocasiones, nos dejó hace unos años, pero siempre estará (está) a mi lado. No puedo (ni quiero) olvidar que gracias a ella, a una mujer, estoy aquí y compartimos íntimamente nueve meses en los que nuestros corazones latían acompañados. Creo que desde que no está entre nosotros, nuestros corazones laten, de nuevo, acompasados.
Recordando mi infancia; los olores; los sabores; las caricias; las sensaciones…; he pintado estos versos sobre un papel pautado, que ahora transcribo y dejo en este espacio de encuentro, como homenaje a todas las madres que son, serán y han sido. Para todas ellas mi admiración y respeto; para todas ellas, estos versos.
Si te apetece puedes escuchar estos versos:
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Olor a canela
y a compota de manzana
a bocadillos de mortadela
y a galletas de nata.
Olor a primavera y a lilas
a ropa recién planchada
a tardes en la cocina
y a sueños entre las sábanas.
Siento la caricia de tus manos
si te pienso
y tus abrazos
y el suave tacto de tu pelo
y la mirada limpia de tus ojos
cuando no comprendía nada
y en silencio me sonreías
y me regalabas tus palabras.
Escucho el suave rumor del viento
que acompaña la primavera
y entorno mis ojos para escucharte
en esta tarde lisonjera.
Me reconfortan tus recuerdos
que alientan mi camino
espero seguir avanzando
entre valles, montañas y riscos
y cuando ya nada sienta a mi lado
y no me acompañen ni la mar ni el viento
alguien pueda amarme
como yo te amo.
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😉
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