Están muy bien los juegos de palabras. De hecho, me encantan los juegos de palabras. Bien con juegos en los que la memoria y la retentiva puedan ser determinantes, bien con esos juegos llamados de sobremesa en el que participan varios jugadores (yo me decanto por el juego en pareja). Los juegos de palabras, en pareja están MUY bien, pues todo dependerá del estado de ánimo de los participantes y, desde luego, su intención para que resulten más atractivos o, quizá sugerentes y, por qué no, insinuantes o provocadores. ¿Te atreverías a jugar con tu pareja? Solo hay un límite: nunca se llegará donde alguno de los participantes NO quiera llegar.
En estos versos, que hoy comparto, la conversación entre los dos participante empieza de forma sencilla e inocente (o quizá no sea tan inocente como aparentemente pudiera parecer). Pregunta el primero o la primera, y responde la segunda o segundo, para después cambiar a preguntar el segundo o segunda, dando respuesta la primera o primero. Y, al final termina como ell@s quieran. O puede terminar cuándo y cómo tú quieras, pues tú eres quien lee los versos y los empiezas como quieras y los terminas…
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Si te digo blanco
tú respondes negro;
Si te digo dulce
tú respondes amargo;
si te digo día
tú respondes noche;
si te digo luna
tú respondes sol;
si te digo playa
tú respondes montaña;
si te digo…;
te digo que te propongo ahora
otro juego
en el que tú me dices
y yo respondo.
Tú me dices labios
yo respondo: deseo;
tú me dices cuerpo
yo respondo: el tuyo;
tú me dices mirada
yo respondo: tus ojos;
tú me dices amor
yo respondo: el que siento;
tú me dices locura
yo respondo: entre tus sábanas;
tú me dices…
¿Por qué no dejamos este juego
que empieza en mis ‘labios’
y termina ‘entre tus sábanas’,
silenciamos la noche
y nos dejamos llevar
hasta donde ese
‘tú me haces’ y ‘yo te hago’
nos lleve?
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😉
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