No sé si lo que ‘nos habla’ es el alma; la conciencia; nuestro ‘yo interior’; o la soledad, cuando sinceros nos presentamos frente a la mirada que nos devuelve el espejo cuando nos asomamos a él, y queremos escuchar lo que ‘sus ojos’ nos hablan, o lo que ‘sus labios’ nos cuentan.
No sé tú, pero yo soy una persona que se pregunta constantemente por todo y por nada, e intenta escuchar respuestas; intenta hallar respuestas; pregunta por posibles respuestas; duda de algunas respuestas… Y mientras me encontraba en ese viaje por la vida nacieron estos versos que ahora comparto contigo, en este domingo de otoño, en el que llueve la lluvia.
De vez en cuando es bueno detenerse y hablarse; detenerse y escucharse; detenerse para poder volver a caminar con las mismas fuerzas con las que lo hicimos la primera vez. Nadie nos dijo que fuera fácil, pero he comprobado que el resultado es gratificante. Encontrate, aun sin haberte perdido, es sentirse vivo.
Si te apetece puedes escuchar estos versos:
.
¿Dónde guarda el silencio
las palabras cuando no son pronunciadas?
Le preguntó
el viento al alma.
¿Dónde guarda la noche
las estrellas cuando amanece la mañana?
Le preguntó
la mirada al alma.
¿Dónde guarda los abrazos
el olvido cuando los brazos no abrazan?
Le preguntó
la amistad al alma.
He visto la mirada de la noche
abrazar la mañana
susurrándole palabras de amor
respondió el alma.
He visto a las estrellas correr con el viento
huida fugaz la mañana
olvidando el olvido
respondió el alma.
Y he visto a la amistad y a las estrellas
y a la mirada y al olvido y a la palabra
y al viento abrazando la noche
respondió de nuevo el alma.
Escucha el latir de tu vida
acompasado por el latir de otras vidas
y no hallarás silencios
ni abrazos perdidos
ni amaneceres sin estrellas
ni vientos olvidados
ni palabras de amor no pronunciadas
ni amistades sin mañanas
en amaneceres sin estrellas
le susurró
antes de volar el alma.
.
😉
.