Últimamente tan solo escucho ruido. Mucho ruido. No escucho a hombres y mujeres, o a mujeres y hombres que hablen de lo que creo que es importante para que este mundo en el que habitamos sea mejor. Unos señalan a otros y otros señalan a unos porque hicieron tal o cual cosa, o porque dejaron de hacer cual o tal cosa. El caso es, enmarañarlo todo sin buscar solución alguna, pues ‘ellos’ o ‘ellas’ son la única solución. Ya está bien de mentiras. ¿Cuándo nos vamos a poner a trabajar de verdad?
Me da igual el país. Podemos empezar por el nuestro. Me dan igual los dirigentes o aspirantes. Podemos empezar por los nuestros. Me da igual la mediocridad. Podemos empezar por la nuestra. ¿No sería más sencillo sentarnos, pensando tan solo en el bien de todos, y empezar a caminar seriamente, sinceramente, sin interpretaciones engañosas de palabras vacías que se violentaron sin su consentimiento?
Hay veces que uno se cansa de tanto ruido. Se harta de tanta posverdad con la que pretenden apelar a los sentimientos. Sentimientos dirigidos y controlados por ellos y ellas. Cortinas que utilizan los que deciden sobre nuestro futuro para que no escuchemos los silencios en los que habita la palabra y la verdad. Y ante tanto ruido, solo quiero susurrar unos versos. Sé que se escucharán, sin necesidad de alzar mi voz, pues no quiero contribuir a ese ruido de fondo que tanto molesta.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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No permitas que el ruido
extienda sus raíces por el jardín
donde antaño plantaste
tus amapolas y tus margaritas
y tus pensamientos y tus lirios
y los girasoles que cada mañana
buscan la cálida luz para besarla
y donde anidaron tus aterciopeladas rosas
que siempre protegieron tus espinas.
El ruido habita
donde nacen las medias verdades
y la mediocridad
y la hipocresía y el engaño
todo lo contamina
aunque tu intención no sea escucharlo
se alía con falsos salva patrias
charlatanes y parleros
que deambulan por coloridos estrados
donde se escucha palabrería barata
en la que algunos se mueven
como auténticos peces en el agua.
Busca el silencio
pues en él habita siempre la palabra
y la comprensión
escucharás tus pensamientos
y no el vacío de conversaciones banales
que alternan sin escrúpulos
farsa y comedia.
Demasiado ruido de fondo
para que nadie piense
demasiado ruido de fondo
para que nadie hable
demasiado ruido de fondo
para que nadie escuche
demasiado ruido de fondo
para que nadie sueñe
demasiado ruido de fondo
para no escuchar el silencio.
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