¿Cuántos caminos hemos caminado desde que empezamos a caminar? ¿Cuántas encrucijadas alcanzamos, y cuántas abandonamos en favor de otras? ¿Cuál la decisión acertada? ¿Cuál la decisión errada? Creo que no hay acierto sin error, ni error sin acierto. No venimos con una bola de cristal bajo el brazo que nos advierta del mejor camino. Incluso si así fuera, creo que nuestra condición humana nos llevaría a desatender su guía, y en lugar de avanzar, detenernos; en lugar de detenernos, avanzar.
Muchas veces la constancia y la paciencia nos acerca a aquello que soñamos o deseamos. No se trata de cuestión de ‘buenismo’, más bien se trata de realismo. No todo en la vida es positivo. No todo hay que verlo de color de rosa. Debemos aprender a identificar y gestionar nuestros sentimientos, sabiendo que la vida quita y da, a veces sin respetar el equilibrio. Si sientes que necesitas llorar de felicidad, llora; o llora de tristeza. Si sientes que debes reír de locura, ríe; o ríe de felicidad. Soñé un sueño, ahora lo vivo.
A veces, algunas veces, los sueños se cumplen si decidimos perseguirlos hasta darles alcance. Pero si, llegado el caso, perdiéramos el rastro de ese sueño, no deberíamos frustrarnos o considerarlo un fracaso. De los errores o fracasos deberíamos sacar las enseñanzas que nos ayuden a mejorar para la próxima vez. Tenemos muchas más oportunidades de buscar un nuevo sueño y perseguirlo. No importan los sueños perdidos, lo que no deberíamos perder nunca es nuestra capacidad de soñar. Sueña siempre que tengas ocasión, el alcanzarlos, serça en su momento.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Caminando ahora por el camino marcado
fue descubriendo lo que aún estaba por pasar,
decidió entonces sentarse paciente a esperar
aunque el tiempo todavía no le hubo llegado.
Nunca soñó que aquello que había soñado
estuviera tan cerca de poderlo alcanzar,
imaginó su mirada, su dulce caminar,
el tacto de su piel y su cabello dorado.
Aguardó a que la oscura noche apareciera
y las estrellas preñaran las sombras del cielo
despidiéndose ya de la postrer primavera
para acariciar sin temor la verdad sincera
que la brisa del viento acercó con su vuelo
a estos dos amores que aguardaron su espera.
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