Cuando somos pequeños nos cuentan cuentos. Crecemos escuchando los cuentos que nos cuentan nuestros mayores, con independencia de que seamos un niño o una niña. Dicen los expertos que es bueno para cultivar nuestra imaginación. A los chicos nos hablan de princesas que están en castillos raptadas por seres abominables y despreciables y que necesitan ser salvadas por un caballero. A las chicas les hablan de príncipes azules que las salvarán de todos los males que las acechen, se casarán con ellos y serán felices comiendo perdices.
Nos lo vamos creyendo. Nosotros y ellas. Pero en ningún momento nos dicen que eso eran cuentos y que estaban muy lejos de la realidad. Que la vida es otra cosa. Que no hay mujeres a las que salvar ni dragones a los que vencer. Que las mujeres no necesitan ser salvadas, y menos por un príncipe azul. Que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres. Que no han nacido para atender y servir al hombre (bien sea padre, hermano o marido). Que las mujeres deciden igual que deciden los hombres. En igualdad de oportunidades. Que los hombres no están por encima de las mujeres.
¿Por qué no escuchamos más a las mujeres? Bueno, en realidad, ¿por qué no las escuchamos? ¿Por qué no apartamos el ruido de fondo interesado y escuchamos atentamente todo lo que tienen que decir? Volvamos, como hombres, la espalda a aquellos semejantes que quieren que el feminismo no llegue a su consecución final. El feminismo lucha por la igualdad entre hombre y mujeres. No os dejéis engañar. No nos dejemos engañar. Esta sociedad, hecha a la medida de los hombres, ve peligrar su hegemonía y no está dispuesta a perderla. De ahí la implicación necesaria de los hombres en esta lucha. Este poema en homenaje a todas las mujeres que fueron silenciadas.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Escríbeme un cuento.
No, un cuento no
mejor escríbeme un poema.
Sí, un poema sí
pero que no hable de cielos estrellados
o de noches sin luna
que no hable de bellos amaneceres
o de atardeceres que despiden el día
que no hable de campos en primavera
o de otoños alfombrando caminos y sendas.
No me escribas un cuento
mejor escríbeme un poema
pero que no hable de “…ríos que van a dar en el mar…”
o de “…devolvedle a la flor su perfume…”
que no hable de “…cuando crecen las blancas margaritas…”
o de “…palabras que de viejas son nuevas…”
que no hable de “…brisas de caña mojada…”
o de “…porque seremos una danza…”
que no hable de “…cada loco con su tema…”
o de “…cada plato con su taza…”.
Te escribiría un poema
en el que se hablase de mujeres que fueron niñas
que lucharon por alcanzar sus sueños
logrando muchos de ellos
aun teniendo en contra
padres, madres, hermanos, abuelas o nietos
aun con el incondicional apoyo
de nietas, abuelos, hermanas, madres o padres
y que fueron acalladas
ninguneadas
golpeadas
maltratadas
asesinadas
quemadas vivas o muertas
y ocultadas
a los ojos de generaciones venideras.
Te escribiría un poema
con el nombre de todas ellas
pero no tengo duda alguna
de que no habría suficiente papel en el mundo
para escribir todos los nombres
que dejaron de ser pronunciados
o que nunca lo fueron
que no habría tinta suficiente en el mundo
para dejar negro sobre blanco
la ignominia cometida por una sociedad
patriarcal y machista
que aún pervive.
Sin embargo
ya estoy escribiendo un poema
ya estamos escribiendo un poema
juntos mujeres y hombres
mujeres que siguen luchando cada día
hombres que siguen luchando cada día
y que estamos a vuestro lado.
Escribamos un poema
y apartemos todos los cuentos que nos contaron.
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😉
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