Cada día, desde el momento en el que nos levantamos, estamos tomando decisiones que marcarán el resto de nuestro día, y por ende, el resto de nuestra vida. Incluso sería capaz de asegurar, sin temor a equivocarme, que antes de poner el pie en el suelo. Pueden ser decisiones trascendentes o intrascendentes pero, estoy seguro, que condicionarán la siguiente decisión a tomar. El elegir un camino, en lugar de otro, habrá dejado a un lado infinidad de sendas que habremos ‘desechado’, sin posibilidad de retomar.
Todo ello no debería causarnos temor. Sí es cierto que es una responsabilidad, pero qué sería de la vida, de nuestra vida, si no pudiéramos decidir hacia dónde dirigir nuestros pasos. Yo, decididamente, quiero poder hacerlo. No quiero que nadie tome las decisiones por mi. No importa si con ello elijo un camino, dejando innumerables a un lado para siempre. No hay camino correcto o incorrecto. No hay decisión correcta o incorrecta. Si bien, siempre deberemos decidir.
Si echo la vista atrás veo innumerables encrucijadas, en la distancia, a las que no podré volver. No es que tenga intención alguna de hacerlo pues, además de ser imposible desandar lo ya andado, y decidir sobre lo ya decidido, fue un tiempo en el que la opción elegida me ha traído a este punto en el que ahora me encuentro, esta mañana de domingo, sentado junto a la ventana del salón, escribiendo estos versos que comparto, y no otros. Ahora, la decisión será vuestra, de leer o no leer estos versos, y no otros.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Es nuestra vida un laberinto
al que llegamos el día en que nacemos
y dependiendo de las decisiones que tomemos
alcanzaremos el final del camino
desconociendo si lo hicimos por el lugar correcto.
Todo en nuestra vida son decisiones a tomar
sin que haya opciones correctas o incorrectas
sin que ellas sean aciertos o desaciertos
sin que signifiquen fracasos o éxitos
y mucho menos errores en aquello que hacemos,
simplemente elegimos el camino a tomar
en cada encrucijada que el laberinto presente.
Si decidimos caminar en lugar de tomar el metro,
si decidimos una ducha en lugar de tomar un baño,
si decidimos una ropa que ponernos en lugar de otra,
si decidimos decir ‘te quiero’ o dejarlo para otro momento,
si decidimos en esta ocasión callar en lugar de hablar,
si decidimos viajar al mar en lugar de hacerlo a la montaña,
si decidimos reír esta vez en lugar de llorar…
¿Cuál será la decisión correcta?
¿Cuál de todas ellas será la incorrecta?
Quizá todas sean buenas.
Quizá lo sea ninguna.
Elegimos nuestro destino a cada instante
a cada sístole o diástole
a cada inspirar o espirar
en el caminar de nuestra vida
siendo imposible desandar el camino
que ya ha sido recorrido.
No hay ningún ovillo de hilo
que marque el rumbo a tomar,
solo nuestra memoria recordará
lo que ya es pasado;
mas nunca la que fue nuestra entrada
podrá ser nuestra puerta de salida.
Avanzar,
siempre avanzar;
decidir,
siempre decidir;
solo así alcanzaremos nuestro destino,
de lo contrario será él quien venga a buscarnos
y nos encontrará tal vez en la duda
sin haber sabido utilizar el tiempo
que la vida cada mañana nos procura.
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😉
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En una ocasión alguien me preguntó, qué significaba para mí ser feliz. Yo le respondí :
Simplemente que me dejen ser como yo soy, con mis aciertos y errores.
Además a mi no me gusta quedarme con la duda de : Y, ¿si hubiera hecho esto ? ..
En resumen tomar el camino que uno decida es una decisión individual.
Una reflexión , valga la redundancia , para reflexionar.
Un poema que expresa verdades.
Bravo.😊✔
Gracias, mi querida Amiga. A veces no es fácil tomar una decisión, pero una vez que la hemos tomado, debemos asumirla con todas las consecuencias. No hay que mirar atrás, pués el tiempo no vuelve. Es bueno reflexionar. Tomar decisiones es algo que hacemos decenas o centenares de veces en el día, y no nos damos cuenta de ello.De nuevo, y siempre, gracias. Besos