Me encanta jugar con las palabras. Descubrir su magia. Descubrir cómo juegan. Descubrir su fuerza. Descubrir su complicada sencillez. Y compartiendo mi descubrimiento poder mostrar a otros y otras ese Universo fascinante en el que habita la palabra. Esa palabra con la que expresamos lo que sentimos, lo que soñamos, lo que amamos… Esa palabra que nos ayuda a comunicarnos con nuestros semejantes, para encontrar todo aquello que nos une y poder acercar todo aquello que nos separa. Deberíamos cuidar más la palabra por su grandeza. Es tan grande y tan libre que permite que hagan uso de ella gentes de toda condición. Sin excepción ni distinción. Incluso la manipulan, la pervierten y la prostituyen… Todo lo resiste, pero necesita cuidados.
Quiero compartir unos versos, a modo de juego, con dos palabras que he pedido prestadas, y con ellas divertirme, porque esa es otra de las cualidades de la palabra: nos permite una diversión sin límites. Diversión que podemos encontrar, sobre todo, en los libros. ¿Te has parado a pensar en lo afortunad@s que somos, aquell@s que sabemos leer? Si además de saber leer, te gusta leer, eres doblemente afortunad@, pues descubrirás historias, personajes y mundos que otr@s no conocerán jamás. Espero que disfrutes con estos versos y, si te apetece, préstate dos palabras (o tres, o más), y permítete jugar con ellas. ¿Te apetece un anagrama?
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Si me prestas dos palabras
te dibujo dos historias habladas
de las que salga algún anagrama
que pueda alegrar tu mañana.
Telón es la palabra prestada
que esconde un tonel de limonada
para que lento o de una sentada
veas tu sed del todo saciada.
Sacar es ahora la palabra fiada
para casar amado con amada
mientras rasca su espalda rosada
dejando su figura desnuda desarropada.
No sé si has visto las jugadas
que entre versos quedan apostadas
procurando más que risa carcajada,
más que calor, fresco o frío, helada.
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