No sé si la felicidad es un estado de ánimo. Quizá una actitud. Tal vez una forma de entender el mundo que nos rodea. Pudiera ser el estado que nuestra actitud procura a la hora de entender el mundo que nos rodea. No lo sé. De lo que estoy convencido es de que no se puede vivir en un estado de felicidad permanente. Nos agotaría. No sabríamos distinguir la verdadera felicidad de una ilusión; de un espejismo; de un deseo. Sin embargo disfrutar de ella te hace mejor persona.
No es fácil encontrarla a veces. La vida no nos regala, en ocasiones, motivos para poder disfrutar de ella. Por lo tanto, hay que buscarla en los detalles más pequeños; más insignificantes y, desde luego, compartirla. Creo que no hay mayor felicidad que poder compartir aquella de la que disfrutamos con la gente que tenemos a nuestro alrededor. No soy ningún experto. No pretendo, ni mucho menos, dar lecciones acerca de la felicidad o cómo alcanzarla. Cada cual sabe dónde está, solo tiene que decidirse a caminar hacia ella. A veces no es fácil.
Y dicho todo esto y sin ser experto, ni facultativo doctorado en felicidad, ni estar versado en la materia (aunque escriba versos ), se me ha ocurrido esta composición que ahora comparto en la que, en tono jocoso, propongo una receta para administrarse cada uno y cada una, según le convenga, una buena dosis de felicidad, debiendo conocer de antemano los efectos que tal ingesta pudiera ocasionarnos. Si decidimos autofelicitarnos sin prescripción facultativa.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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La felicidad deberá administrarse
en su dosis precisa
ni muy grande ni muy pequeña
preferentemente debería tomarse al levantarse
aunque es aconsejable de igual modo
ingerirla al acostarse
los más expertos sugieren sin embargo
hacerlo a cualquier hora del día
incluso de la tarde
y también a cualquier hora de la noche
atenderé por tanto en mi caso
la recomendación de los más “versados”.
No importa pues está demostrado
evaluado
consensuado
verificado
y comprobado
que surtirá el mismo efecto
o el efecto deseado
hacerlo con el estómago vacío
o después de haberlo llenado
podrá causar lagunas en la memoria
o luces claras en la mirada
que podrán percibirse
a kilómetros de distancia.
Deberemos estar muy atentos
y más que atentos advertidos
de los posibles efectos
secundarios o primarios
que pudiera causar una ingesta incontrolada
igual puedes llorar dulces lágrimas
que reír sin parar a carcajadas
guardar el más absoluto silencio
o enlazar palabra tras palabra, tras palabra, tras palabra…
bailar sin sentido o hacerlo con los cinco sentidos
¿o eran seis?
No recuerdo si lo recordaba
pues esta mañana al levantarme
me administré una buena dosis
aun con los pies en la cama
repetí antes de comer
incluso después de merendar
y a medias de cenar
no porque lo necesitase
sino por lo que pudiera pasar.
Pues pasar pasa
que la felicidad en el mundo anda escasa
y más vale que comparta la mía
que pedirla prestada
y aunque tan solo por egoísmo fuera
al regalarla
la mía he visto multiplicada.
Aquí te dejo una buena dosis
en cada una de mis palabras
tómalas con la frecuencia que quieras
y sentirás aun sin quererlo
cómo tu sangre alteras
y no por efecto de la ausente primavera
que atrás dejó su colorida y perfumada estela
sencillamente porque habrás encontrado
la dosis que precisamente precisas
para alcanzar la felicidad
que siempre habias soñado.
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