La poesía grita en mis versos ¡¡NO a las guerras!!

logoLas guerras duelen y hacen sufrir a los que las padecen, y los que siempre ‘pagan’ la sinrazón de los inhumanos que las orquestan, y lo conocemos a través de la historia pasada y presente, son inocentes que nada hicieron para verse en tan dramática y cruel situación. Despojados de sus casas; con familiares y amigos asesinados; hacinados en campos de refugiados durante años y años; con sus sueños rotos y sin futuro cierto; ese deambular de niñas y niños sin rumbo ni familia… En las guerras, nadie gana, ni tan siquiera aquellos que las pusieron en marcha, aunque crean lo contrario.

No dejaré de escribir mi rechazo, mi indignación y mi dolor ante esta barbarie, que un descerebrado se ha sacado de su estrecha y corta manga, para devastar un país por su capricho desmedido. Matando y asesinando desde su cobardía. Engañando a sus ciudadanos con proclamas y justificaciones falsas, con las que avalar sus acciones. No utilizando palabras como guerra, invasión o ataque, definiéndolo como una ‘operación militar para el mantenimiento de la paz’ ¡Cuánta desvergüenza!

No obstante, no deberíamos olvidar todas las guerras que, a día de hoy, permanecen activas, llámense guerras, conflictos, escaramuzas, o cualquier otro eufemismo que nos saquemos de la chistera para NO nombrar la realidad que nos acompaña. Me alegro, infinito, de la respuesta que se está dando ante la matanza indiscriminada de inocentes en Ucrania, así como de las sanciones para intentar detener esta guerra. Pero deberíamos ver, sin ambages, qué hacer con los millones de desplazados de sus países (y con los dirigentes de éstos), que hay en este lugar al que llamamos Mundo.

.

Si te apetece puedes escuchar el poema

.

Si pudiera detener las guerras,

todas y cada una de las guerras,

no tengo duda alguna

en que las detendría,

pero no tengo una barita mágica.

 

Desterraría al oscuro e incierto

Universo conocido y desconocido,

sin causarles ningún daño,

acompañados tan solo

por su solitaria soledad,

a los sátrapas indecentes,

a los dictadores inmorales,

a los tiranos impúdicos,

a los déspotas repugnantes,

a los opresores canallas,

a los autócratas viles,

a los falsos profetas…

Quizá, y solo quizá,

quedaría más espacio,

en este lugar al que llamamos Mundo,

para el pensamiento y la reflexión,

para la paz y la armonía,

para la solidaridad y la esperanza.

 

Aceptaría, sin duda alguna,

la desobediencia debida

que nunca debió ser obedecida

de todos aquellos y aquellas

que volvieran sus espaldas

a los cobardes que montan las guerras

para enriquecer y enriquecerse

con el dolor y el sufrimiento ajeno;

que volvieran sus espaldas

a los cobardes que tan solo viven

para saciar la insaciable hambre desmedida

del que ejerce un poder absoluto

sobre inocentes,

ebrios de esa bilis que les habita.

 

Abriría mis brazos de par en par

a los que se detuvieran, en silencio,

ante las voces de aquellos

que vociferan y gritan:

avanzar,

disparar,

matar,

aniquilar,

arrasar,

asesinar,

devastar…,

por el simple hecho de alimentar

ese ego desmedido y enfermizo

que les palpita entre las piernas.

 

Si pudiera detener las guerras,

todas y cada una de las guerras,

no tengo duda alguna

en que las detendría.

.

:(

.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *