Yo creo que desde que tengo «uso de razón» (como se decía cuando éramos pequeños), y por una serie de circunstancias que ahora no vienen al caso, he sabido que La Muerte ha formado, forma y formará parte de la Vida. Sé que es una obviedad, con independencia de que se acepte o no, pero no hay, no debería haber duda alguna. Desde el primer día en el que venimos al mundo, empieza nuestro camino hacia nuestra «partida». No queda otra, pero no dejar de ser duro y, a veces, muy duro.
Durante este tiempo que ahora estamos viviendo, y que comenzó con este inesperado 2020, sin saber cuándo va a terminar, pero estoy seguro de que lo hará, muchas han sido las personas queridas que hemos perdido y, lamentablemente, continuaremos perdiendo. En ningún caso lo digo porque me pudiera considerar pesimista, ni mucho menos; simplemente realista.
Recientemente he perdido un Amigo. Un buen Amigo. Un Gran Amigo. No ha sido el único, pero me acuerdo especialmente de él, porque era un extraordinario poeta. No ha publicado. No le dio tiempo a publicar, pero teníamos reuniones en las que nos leíamos nuestros versos. Instantes en los que disfrutábamos de una buena charla y una mejor compañía. Siento ese vacío que deja una ausencia inesperada. Sé que muchas y muchos de vosotros también los sentís. En su memoria, permitidme que comparta estos versos.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Incluso bajo el azul del cielo más azul,
más luminoso y más intenso
las nubes grises que anuncian “adioses”
deciden aparecer por este horizonte cercano.
No las vemos llegar
pues nada ni nadie anuncia
su pronta llegada
cuando los horizontes de miles de familias
de miles de mujeres y hombres
tornan su color…
quedándose sin aquellos a los que aman
porque Ella decidió llevárselos
antes de que cumplieran sus sueños.
Y ahora te quedas solo
con ese vacío que se ha hecho hueco
en un rinconcito de tu corazón
donde quedará guardado su recuerdo
junto a los tuyos
aquellos que compartisteis
o que os quedaban por compartir.
Muchas veces
quizá la mayoría de las veces
cuando La Muerte llega
se nos antoja “inoportuna”,
nadie la ha llamado
nadie la ha convocado
a la fiesta de la vida.
Sí, ya sé
sé que La Muerte forma parte de ella
y no necesita invitación alguna;
sé que no queda otro remedio que aceptarla
pero podría ser menos “inoportuna”
podría presentarse más “humana”
podría permitirme que me despidiera
de aquellos que caminaron por caminos
que se cruzaron con el mío
haciéndome la persona que ahora soy.
Quiero que estos versos
que ahora escribo
sirvan de homenaje sincero
para todas y todos los que partieron
sin que nadie lo esperase,
para todas y todos los que partieron
aun esperándolo
y entre palabra y silencio
y entre silencio y palabra
abrazar ahora su recuerdo.
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