No tengo duda de que la música y la poesía caminan por caminos semejantes. Nada les es ajeno y su compañía hace a cada uno más grande, si cabe. Hay muchas pruebas de ello y sería muy largo indicar aquí algunos ejemplos, por lo tanto, disculpadme si no lo hago, pues no haría justicia al no poder reflejarlos todos. Si bien, supongo que vosotros o vosotras estaréis pensando en alguno (muchos) de ellos.
Hace unas semanas tuve el privilegio de acompañar a una amiga en la presentación de su último libro en una librería de Madrid: ‘Deja cantar a la muerte’. Claro ejemplo de que la música y la palabra van de la mano. Además de toda la gente que asistimos, estuvo y participó una soprano con una voz dulce y potente que nos hizo soñar y viajar a todas las personas que allí estábamos. Gracias por tan bello regalo.
Me gustaría poner mi granito de arena a modo de homenaje a la música y la palabra. La palabra y la música. Creo que forman parte del alimento indispensable de nuestra cordura. Viendo cómo está el mundo, este mundo en el que habitamos, creo que hace falta que leamos más y escuchemos más música. Silenciemos el ruido de fondo de aquellos que lo crean por intereses personales y deleznables, y escuchemos la melodía que empieza con el latido de nuestro propio corazón y termina con una dulce y bella melodía. Cada uno sabe cuál es la suya. Solo tiene que entornar los ojos.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Entorno mis ojos
dejando que la música
invada cada poro de mi piel
respiro cada nota
cada acorde
oxígeno puro y melódico
que hace palpitar mis sentimientos
más allá de la sístole y diástole
que permiten caminar a mi corazón.
Fragancias de mágicas melodías
que me evocan primaveras
recordándome
que siempre tras la tempestad
llega la calma
grises nubes
bajo nubes blancas
que aguardan pacientes el momento
de prenderse de ese luminoso azul
que guarda mis otoños
hasta su regreso.
Siento cómo el aire entra en mí
y silencioso abandona mi cuerpo
una vez tras otra
sin prisas
sin pausas
atendiendo tan solo el ritmo marcado
no existe el tiempo
pues todo parece haberse detenido
a escuchar
a escuchar
a escuchar.
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😉
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