No importa el día de la semana que sea; ni la hora. No importa la estación del año que sea; ni el mes. En realidad poco importa cuando alguien se marcha antes de ‘cumplido su tiempo’. Sí, ya lo sé, no conocemos cuándo ‘nos tocará’, pero estamos seguros que llegará ese momento, pues nada hay más cierto que la muerte, si hemos nacido. No me considero una persona pesimista (si bien todo, o contrario); no me considero una persona triste (si bien, todo lo contrario); pero sí me considero realista y con los pies en la tierra.
Llega un momento en nuestra (mi) vida, en la que vemos (veo) más cerca la ‘playa de mi destino’, que el puerto ‘desde el que partí’. Quizá, en mi caso, porque son más los que conozco y veo partir, que aquellos que inician travesía. No creo que estos sean unos versos tristes. Son versos de vida y ausencia; de recuerdos y sueños; de caminos compartidos. Versos para todos nosotros, pues estoy seguro que llegado ese trance, hablarán de nosotros y se reirán con nuestros recuerdos y permaneceremos en ellos, en su compañía.
La vida es bella, aunque a veces nos haga alguna que otra ‘putada’. Estoy enamorado de la vida y agradecido por todo lo que da; y enfadado por lo que considero me arrebata, especialmente si siento que es ‘antes de tiempo’. Es la cara y la cruz; el ‘peaje’ que ‘pagamos’ por vivir. Pues al final del todo te das cuenta que ‘nada es gratis’; que todo cuesta y dependerá del precio que estemos dispuestos a pagar; que nada te es regalado. Aun así, me confieso enamorado de la vida.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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Y llegó el silencio
al igual que llegan las mariposas
en primavera
y los girasoles
y las noches sin luna.
Partieron ya sus cálidos inviernos
y el dorado intenso de los hayedos
en las mágicas tardes de otoño
no acariciarán más sus dedos
los suaves pétalos de las rosas luneras
ni las margaritas responderán sus deseos.
Y llegó el silencio
al igual que llegan las mariposas
en primavera
y los girasoles.
Sus pies no recorrerán más viejas sendas
ni volverán a descubrir nuevos caminos
no escuchará el intenso rumor de las olas
ni el trinar de las aves ni la sonrisa de los niños
se apagaron sus ojos antes del crepúsculo
acompasado de su último latido.
Y llegó el silencio
al igual que llegan las mariposas
en primavera.
Enmudecieron su voz y su vida y sus recuerdos
huérfanos quedaron los llantos y los abrazos
y los adioses y las despedidas y los besos
pero no todo ha sido en vano
pues compartimos nuestros sueños
en ese tiempo en el que juntos caminamos.
Y llegó el silencio
al igual que llegan las mariposas.
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