No sé si os ha sucedido alguna vez, cuando os levantáis por la mañana y al abrir los ojos observáis esa luz que entra por la ventana iluminando un franja de nuestro espacio en el que están suspendidas millares, tal vez millones de partículas formando su ‘Vía Láctea’ particular. Un Universo que desde nuestro punto de vista es nada, tan solo motas de polvo ¿o tal vez no? Somos nosotros quienes observamos, o somos los observados, desde esa distancia que separa su mundo y el nuestro.
¿No te has sentido insignificante cuando miras el mar? ¿No te has sentido insignificante cuando miras la cima de una montaña o la bravura de un río? ¿No te has sentido insignificante cuando las noches sin luna observas un cielo preñado de estrellas que viajan fuera de tu alcance? Sin embargo, nuestro universo, el de cada uno de nosotros no es infinito, es infinitamente pequeño. Por eso, creo que deberíamos mirar menos hacia nosotros mismos y más hacia ese espacio infinito que nos brinda la vida.
Todo es muy sencillo, pero nos empeñamos en complicarlo aludiendo a excusas superfluas, finitas, insignificantes y carentes de razón lógica. Quizá esta mañana me he despertado con la intención de observar enderredor antes de poner el pie en el suelo y ceerme, simplemente, un habitante de una pequeña particula, de un universo finito en el que el tiempo ha salido a buscarme.
Si te apetece puedes escuchar estos versos:
.
Un haz de luz
entra por mi ventana
anunciando el amanecer
de un nuevo día
que
lento
se
despereza.
Abro mis ojos
y observo cómo miles
quizá millones de partículas
suspendidas en el aire
parecen ser guiadas
hacia esa fuente luminosa
hacia ese cegador caudal de luz
que en silencio las reclama.
Podría ser todo un universo
sin embargo
tumbado sobre mi cama
y desde la quietud del inmediato despertar
observo sus movimientos
aparentemente caóticos
sus diferentes tamaños
eclipsándose entre sí
sus inimaginables colores
creando infinitos arcoíris
de desconocidas tonalidades
observo…
¿O soy yo el observado?
Y si las partículas estuvieran habitadas…
¿Medirán el tiempo?
¿Tendrán guerras?
¿Vivirán conflictos?
¿Cómo los resolverán?
Quizá nos creemos
los amos del Universo
¿de qué universo?;
quizá nos creamos
seres inteligentes
¿respecto de quién?;
quizá pensamos
que podemos hacer lo que nos plazca
sin importarnos el futuro
que dejamos a los que vendrán.
Tal vez
simplemente
vivamos dentro de un haz de luz
que se ilumina cada amanecer
reclamando nuestra presencia
suspendidos en un espacio infinito
para nuestra mirada
hasta alcanzar los límites de la imaginación.
¿En qué partícula
de este universo habito?
.
😉
.