Esta mañana, no sé por qué razón, me he acordado de una canción que cantábamos cuando era pequeño y nos llevaban de excursión en el colegio; o que cantábamos cuando hacíamos algún viaje en el coche toda la familia, y teníamos que entretenernos de alguna manera. No sé si vosotr@s la recordáis, se titulaba ‘Vamos a contar mentiras’. Empezaba: «Por el mar corre la liebre, por el monte las sardinas…».
Pensando en ella me he dado cuenta de las mentiras que día tras día nos cuentan aquellas personas que tienen que tomar decisiones por nosotros y que afectarán, de forma muy importante, a nuestras vidas; a nuestro mundo; a nuestro presente y futuro. Nos ponen una venda en los ojos, para que ‘no veamos’. Nos tapan la boca con su mano para que ‘no hablemos’. ¿Hasta cuándo lo vamos a permitir?
Nos cuentan mentiras. Ponen excusas ante lo que es inexcusable. Dicen sin hacer y hacen sin decir. Se ‘rasgan las vestiduras’ con calificativos que se les dedican cuando ellos mienten, engañan y causan dolor y sufrimiento sin pudor alguno. No deberíamos olvidar que ‘esa gente’ que decide por nosotros en ayuntamientos, comunidades y estado, la ponemos nosotros. ¿Quién se acuerda de las víctimas de sus decisiones? ¿Quién vela por ellas?
Si te apetece puedes escuchar estos versos
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¿Por qué tengo que ser
políticamente correcto
cuando nunca
son correctos los políticos?
Hacen lo contrario de lo que dicen
dicen lo contrario de lo que hacen
y ni tan siquiera se detiene el mundo
su mundo
mientras pequeños mundos se alteran
se desmoronan
se tambalean
colapsan…
desaparecen;
y ellos siguen durmiendo a pierna suelta
y siguen riéndose en reuniones a ‘puerta abierta’
y siguen velando por lo que es suyo
frente a lo que es nuestro
nada les detiene
ni tan siquiera la verdad.
Tan culpable el que concede regalías
como aquel que las acepta
tan responsable el que pone la mano
como al que a otro lado mira
tan indecente el que de nada se entera
como el que se entera y lo permite.
Dicen trabajar por el interés general
mientras trabajan por su interés particular
dicen trabajar por la igualdad de todos
cuando todos les damos igual.
¿Hasta cuándo debemos seguir
con su venda en nuestros ojos?
¿Hasta cuándo debemos permitir
que su mano tape nuestra boca?
¿Hasta cuándo debemos tolerar
lo que ellos hacen ya intolerable?
Son ellos los que hacen más pobre
al pobre
los que hacen más rico
al rico
los que permiten el asesinato
del inocente
da igual si es en nuestras playas
en nuestros mares
en países lejanos o próximos
con bombas
con gases
con hambruna
con acciones…
o con omisiones;
ya me quité su venda
ya aparté su mano
ya no guardaré silencio
ante lo que no es silenciable.
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