Muchas veces me siento en silencio a pensar, sobre lo humano y lo divino. Sé que no voy a arreglar el Mundo, pero necesito detenerme y reflexionar sobre qué hacemos y hacia dónde vamos y, sobre todo, por qué mentimos; y sobre eso, por qué lo hacemos de la forma en la que lo hacemos.
Mires donde mires encuentras hombres y mujeres que mienten; si bien, estos versos nacidos en una cercana (muy cercana) tarde, van dirigidos a aquellos y aquellas que, de una forma o de otra, deciden sobre nuestro futuro; aunque creo que lo que deciden es sobre su futuro, mientras nosotros somos simples comparsas, a los que acuden cuando necesitan aplacar sus conciencias, si es que éstas aún están junto a ellos o ellas.
Pido disculpas a mis Amigas, por haber utilizado la palabra genérica ‘hombre’, para referirme a la humanidad que formamos mujeres y hombres. Mis disculpas.
Si te apetece puedes escuchar estos versos:
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Pinta el otoño
la tarde
nubes de fuego
saludan la noche
antes de que venga a visitarme
y acompañe
el silencio a mi lado.
La luna no miente
las estrellas no mienten
la mar no miente
no miente el sol
ni los valles
ni las primaveras
ni las altas cumbres mienten
no mienten los otoños
ni los inviernos
ni las flores del camino
no mienten los veranos
ni la sombra reflejada sobre la arena
ni las nubes bajo el cielo estrellado
y si ellos no mienten
se pregunta el viento
¿por qué mienten los hombres?
¿Por qué?
No lo sé
viento;
entorno mis ojos
para sentir su caricia
y escuchar.
El hombre
es el mayor enemigo del hombre
miente para esconder sus miserias
silba el viento a mi lado
mezquino y cruel
olvida su insignificancia
hoy es poco
mañana será nada
ni tan siquiera
volaré sus cenizas cuando parta
pues partirá
y tú también partirás
dijo al despedirse;
abre los ojos y mira en derredor
no eres mejor ni peor
que aquel que vive a tu lado
tan solo
sois diferentes
pero os acompaña el mismo viento.
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