Nadie, que yo recuerde, te pregunta en qué momento quieres nacer; o en qué lugar quieres nacer; o en qué familia quieres nacer. No recuerdo que me lo preguntaran. Es más, no recuerdo ni tan siquiera dónde estaba. Si era feliz; si quería irme de aquel lugar; si me gustaba aquel entorno; si eran amables y cariñosos aquellos (o aquello) junto a los que estaba. Nadie cuenta contigo para algo tan trascendental como es el hecho de nacer. ¿Cuentan contigo para algo tan trascendental como es el hecho de morir?
Y no es que hoy me haya levantado con este dilema, llevo varios días con esta idea rondándome la cabeza. Una idea que hace que detenga mi rutina y me pare a pensar y me pregunte, qué he hecho hasta ahora; qué voy a hacer a partir de ahora. No pretendo amargar ningún domingo a nadie, pero creo que pararse y pensar, de vez en cuando, ayuda. Escapar de esa rutina que nos consume y dedicarnos un tiempo a nosotros mismos.
Pues de todo esto y de la libertad que me concedo a mi mismo para pensar, sin que me lo den pensado, nacen estos versos que ahora comparto. Necesito escribirlos; necesito poner ‘negro sobre blanco’ algunas cuestiones; las que me pregunto y las que no pregunto. A veces, algunas veces, es más difícil la pregunta que la respuesta. En cualquier caso, pensemos, puede que nuestra capacidad de reflexión nos sorprenda.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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Nadie me preguntó si quería venir
o cuándo quería que fuera
o dónde quería que fuese
y sospecho
por la vida vivida
que nadie me preguntará si quiero partir
o cuándo quiero que fuese
o dónde quiero que fuera.
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Pregunto y me pregunto
por el tiempo ya vivido
sin embargo
no me pregunto y no pregunto
por aquel que me resta por vivir
pues cada mañana que amanece
siento cómo me sonríe el día
cómo me acompaña
la mañana y la tarde
y cómo me abraza la noche.
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Camino sin conocer el rumbo
nadie me lo mostró
observo caminos de caminantes
que huellearon sendas
con sus pies descalzos
para sentir así el latir de la tierra.
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Respiro por cada poro de mi piel
lo que a mi entorno llega
sea la fragancia de la vida
sea el hedor de la muerte
ambas
cara y cruz de mi existencia.
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Partiré cuando deba partir
mas solo deseo
que cuando zarpe la barca
que en algún puerto espera
la mar esté en calma
los vientos soplen suaves
meciendo el velamen
en el que pinté mis sueños
y que el día que amanezca
sonría a la mañana y a la tarde
y abrace la cenicienta luz de la noche
para otros ojos
que ya no serán los míos.
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😉
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