¿Cuántas veces has escuchado que ‘ya se ve la luz el final del túnel’? Y me refiero a esta situación en la que llevamos viviendo desde hace más de un año. Quizá eso genere cierta ansiedad en aquellos que lo escuchamos. Quizá no lo creamos cuando llegue el momento en el que hayamos salido. O como le escuché al periodista Carles Francino, hace mucho tiempo que, con ironía señalaba, en relación a otros temas: «A ver si esa luz que vemos es un tren que viene a toda velocidad en sentido contrario, y nos embiste» (más o menos venía a decir).
Soy optimista. De veras. Pero eso no quiere decir que no tenga los pies en el suelo. Sueño. Mucho. Me gusta soñar y perseguir mis sueños hasta poder alcanzarlos, pero eso no significa que no viva (o quiera vivir), con los pies bien cerquita de la tierra; de esa tierra sobre la que camino y de la que gusto sentir su latido. Observo la realidad que me rodea e intento abstraerme del ruido de fondo que se intenta instalar a nuestro lado por intereses diversos.
Yo sí veo la luz al final del túnel, de mi túnel. Ya estoy vacunado, la primera dosis, y en espera de la segunda. Creo que todas y todos debemos vacunarnos, aunque la decisión la debe tomar cada una y cada uno convencido de lo que es mejor. No olvidemos que las decisiones que ahora tomemos condicionarán nuestro futuro. Si bien eso ha sucedido siempre, desde que el mundo es mundo. No es nada nuevo, pero también es algo que no deberíamos olvidar. Vayan estos versos compartidos para seguir soñando; para seguir caminando.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Soñé que soñaba
que todo había sido un sueño
y al despertar pude comprobar
que todo lo que había soñado
respiraba sin rubor alguno a mi lado.
Mis ojos miraban los haces de luz
que furtivos se colaban
entre las silenciosas rendijas de la persiana
de mi habitación aún en penumbra
dibujando una intermitente línea
de luz y sombra,
en la pared violeta pastel que se alza
a los pies de mi cama.
“Todo regresará de nuevo”.
Escuché susurrar una voz en mi interior
que me resultó conocida
más por la calidez de su tono
que por el mensaje compartido.
Deseaba que fuera verdad,
necesitaba que fuera verdad,
ansiaba que fuera verdad.
Demasiado tiempo viviendo una pesadilla
que ya se antoja interminable;
demasiados finales de túneles cegados
una vez tras otra por una nueva oscuridad.
Mis ojos ya sienten el amanecer del día
en el instante en el que la mañana se asoma
una vez más a regalarme sin ambages su presencia
y siento que estoy despierto;
muy despierto.
Y siento que estoy vivo;
muy vivo.
Y sé que no ha sido un sueño
todo lo que tengo vivido.
Seguiré soñando
sin duda alguna;
y sin duda alguna
caminaré despierto.
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Haces muy bien. Continuemos soñando sin olvidarnos de caminar sobre tierra firme.
Un mensaje lleno de esperanzas. Bravo. 🌺✔👌
Soñar, mi querida Amiga, lo imposible soñar.
Sobre nuestras cabezas un cielo que nos abraza; bajo nuestros pies una tierra que nos acoge.
Cuídate mucho.
Besos