¿Cuántas primaveras hurtadas a aquellas y aquellos a los que se les arrebata la vida? ¿Qué frágil es la memoria interesada? ¿Cuán sencillo mirar para otro lado, o cerrar los oídos si las imágenes o las palabras ‘invaden’ nuestra ‘zona de confort’? La poesía debe servir, entre otras muchas cosas, para ‘remover’ conciencias –o al menos intentarlo–. Aprendamos. Leamos. No ignoremos. Escuchemos. Pensemos…, pensemos…, pensemos.
Y reflexionando sobre todo ello, y acordándome de los hombres y mujeres que fueron, son y (lamentablemente) serán asesinados o se les dejará morir, por la sinrazón, egoísmo e infamia de muchos de los que podrían evitarlo, he querido traer estos versos que ahora comparto, para que NUNCA les olvidemos. Para que permanezcan vivos en nuestra memoria. Para que aprendamos sobre lo que no debería repetirse.
No obstante, y si repasamos lo ya vivido, y en especial los últimos años, me doy cuenta de que hemos aprendido ‘muy poco’. Pero no pienso darme por vencido. Seguiré dejando versos en este lugar de encuentro para que sean leídos o escuchados, y con que solo un lector o una lectora, cuando se acerque a ellos, sienta la curiosidad, o la necesidad de detenerse y reflexionar, bien habrá valido la pena el soñar del poeta.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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Busco una primavera perdida
que me dejé olvidada
una fría noche sin luna
en el alfeizar de mi ventana
debió de raptarla el viento
aquella silenciosa mañana
en la que los ruiseñores callaron
mientras tañían las campanas
no quiero trinos ni flores
que engañen mis esperanzas
solo recuerdos de unos versos
que aplaquen la sed de mi alma
ya lloran las grises nubes
respondiendo a la llamada
de corazones que dejaron de latir
antes de que su hora llegara.
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